La trágica madrugada en Villafranca de Ebro: ¿cómo se fraguó el incendio?
Un informe de la Guardia Civil analiza lo sucedido en el interior del centro

Este es el estado en el que quedó la habitación en la que se originó el incendio. / EL PERIÓDICO
De la madrugada del 15 de noviembre de 2024 solo quedan recuerdos tristes, aquellos que dejó la decena de muertos en la residencia psicogeriátrica Jardines de Villafranca. Nunca olvidarán la tragedia las dos trabajadoras del centro que en ese momento se encontraban en el complejo, a quienes les tocó lidiar con una escena que jamás imaginaron cuando apenas media hora antes del incendio le cambiaron el pañal a la interna en cuya habitación se inició el fuego en torno a las 05.00 horas. A ella ya la encontraron muerta, “tumbada en el suelo” después de las violentas llamas que rápidamente devoraron su estancia y que le llevaron a perecer por una parada cardiorrespiratoria, según recoge el informe técnico elaborado por el Departamento de Incendios de la Guardia Civil.
Las puertas de la habitación número 14 “siempre” se encontraban abiertas a petición de la propia paciente, quien esa medianoche tuvo que ser conectada a la máquina de oxígeno porque “no se encontraba bien” y “saturaba mal”. Allí acostumbraba a tener “encendido” el foco de luz que hay sobre la cama, unas circunstancias de sobras conocidas por el personal del centro, quienes también lidiaban con el carácter de una usuaria “un poco conflictiva” y “muy dependiente del tabaco”.
Pero esa noche, precisamente, esta mujer no había solicitado salir a fumar como acostumbraba otros días. Y es que entre la trabajadora social y la terapeuta llegaron a un acuerdo con ella para darle “un máximo de dos cigarrillos” que pudiera fumar por la noche siempre y cuando lo hiciera en el espacio habilitado y bajo “la supervisión” de las empleadas. Según este mismo informe, de hecho, las trabajadoras incluso habían detectado que los internos que salían fuera de la residencia llegaban a comprar tabaco para darlo o venderlo a sus compañeros.
Un mechero en el armario
Lo que encontraron los investigadores en su armario fue un mechero y papelinas de fumar, eso sí, intactos porque el fuego se había originado justo enfrente, sobre la cama en la que dormía esta usuaria. Entonces saltaron las alarmas mientras las dos empleadas se encontraban en el otro ala del complejo asistiendo a uno de los pacientes. A su llegada intentaron sacar a rastras a esta mujer, pero desistieron al ver que no podían por sí solas y comprobar que ya había fallecido.
En ese momento se inició la evacuación del resto de internos sin que ya nada se pudiera hacer por la vida de los otros nueve usuarios que perdieron la vida aquella fatídica madrugada. Pronto llegaron los servicios de emergencias, el resto de empleados, la alcaldesa de Villafranca de Ebro, su marido y demás vecinos que luego dieron paso a los forenses y a los guardias civiles que las instalaciones los días 15, 18 y 19 de noviembre. No se recuperó la normalidad completa hasta hace unas semanas con el regreso definitivo de todos los usuarios a Jardines de Villafranca mientras el centro permanece investigado por la ignición de la batería del móvil que cargaba esta interna en su habitación. Eso sí, un percance “accidental”.
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