El primer golpe contra los Trinitarios en Zaragoza puede terminar en 20 años de cárcel

La Brigada de Información asestó en julio de 2023 el primer golpe contra el coro que la banda latina de los Trinitarios tiene asentado en Zaragoza, ya que un registro en un piso del barrio del Gancho se saldó con la detención de dos jóvenes nicaragüenses y otro dominicano al incautarles alrededor de un kilo de cannabis y de unos 8.000 euros en efectivo. Es un alijo por el que la Fiscalía pide ahora cuatro años de prisión para cada uno de los encausados, una petición de condena que también recoge otros 18 meses de cárcel por su pertenencia a una organización criminal.

Así se desprende del escrito de acusación que ha formulado en los últimos días el ministerio fiscal y que ha presentado ante el Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza, dándose traslado de ello a los defensores de los tres encausados, los abogados Carmen Sánchez Herrero, Luis Ángel Marcén y Rocío Notivoli. A los tres acusados, precisamente, se les vincula con una banda latina que, en estos momentos, combate en la ciudad con los adversarios de los Dominican Don`t Play (DDP) y los Black Panther (BP).

Los Trinitarios, la banda latina que trata de hacerse hueco en Zaragoza

Buena fe de su actividad da el documento de la Brigada de Información al reflejar las características de esta banda latina, a la que también se conoce como los Trinis. Su financiación está vinculada al tráfico de drogas, tal y como reveló precisamente el operativo policial que finalizó con la detención de los tres encausados. Es característico su gesto o saludo con las manos, el mismo que realizan con las manos cerrando los dos dedos anular y meñique y estirando el resto de dedos como si estuvieran apuntando a alguien.

Cuando quieren apropiarse de una zona escriben en sus paredes el número 157, que significa Original Trinitario, o las inscripciones AD7 (Amor de Siete, su número fetiche), 1844, 3NI y las palabras Patria o Casa Trap o PPT (Popote). Se trata de una banda latina que nació en 1989 en una cárcel de Nueva York, ciudad que consideró que era la pandilla "de más rápido crecimiento", reclutando miembros de las escuelas secundarias locales que se sentían identificados.