La Policía desvela "un ataque bestial" en el asesinato de Las Fuentes: "Tuvo que caer al instante"

Homicidios defiende que las pesquisas avanzaban hacia el encausado aunque todavía no tenían su "filiación" cuando confesó el crimen en dependencias policiales

Jhojan Joanny Arroyave Arcila, este martes, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza junto a su abogado, el letrado Carlos Estremera.

Jhojan Joanny Arroyave Arcila, este martes, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza junto a su abogado, el letrado Carlos Estremera. / A. T. B.

Zaragoza

Cuando Jhojan Joanny Arroyave Arcila confesó a la Policía que el 21 de octubre de 2023 había degollado a un vecino de Las Fuentes porque pensaba que le iba a agredir sexualmente, el Grupo de Homicidios todavía no le había identificado pero sus pesquisas sí avanzaban de forma decidida hacia el encausado, según han defendido el instructor y el secretario de las diligencias en la segunda sesión del juicio que se ventila esta semana en la Audiencia Provincial de Zaragoza. Entonces la investigación ya se centraba en la calle donde residía el acusado, en la calle Moncassi, pues en el momento de la confesión los agentes estaban inspeccionando un contenedor en esta misma vía para buscar uno de los móviles que este colombiano de 30 años le había robado a la víctima. "No teníamos la filiación de la persona, pero hubiéramos llegado a él aun con la complejidad del caso al no existir conexión entre ambos", han defendido los responsables de la investigación después de que, un día antes, la fiscal asegurara que las pesquisas se encontraban en "punto muerto".

Fue el punto al que habían llegado las averiguaciones policiales seis días después de que se descubriera el cadáver en el interior de la vivienda en la que residía el fallecido en la calle Jaime Herrerín. Estos mismos agentes encontraron allí "una escena bastante caótica" cuando accedieron al domicilio y observaron el cadáver semidesnudo de Ignacio Pascual Goñi en una pequeña estancia que constaba de camilla y de televisor y en la que hallaron "muchos geles, cremas y preservativos". "Era evidente que había sufrido un episodio violento, sufrió un ataque bestial y se veía que había una gran violencia, pero la costra de la sangre (en el cuello) impedía ver la entidad de las heridas (...) Eran heridas mortales que iban a causar la muerte, tuvo que caer al instante", han descrito los investigadores sobre la refriega que tuvo lugar el 21 de octubre.

"La acometida se ubica en la zona donde apareció el cadáver desde una situación, obviamente, de superioridad y de ventaja", han continuado estos dos mismos agentes, cuyo trabajo también se centró en examinar el resto de la vivienda. Allí intervinieron un ordenador que resultó clave para el avance de sus pesquisas, ya que la cuenta de Google de este dispositivo permanecía activa y les llevó a uno de los cuatro móviles que Jhojan Joanny se llevó de la vivienda. En total la víctima era titular de "ocho líneas telefónicas" de las cuales solo tres se encontraban activas: una para vender perfumes, otra de uso particular y una tercera para establecer "contactos sexuales".

Servicios Sociales

El hallazgo del cadáver se precipitó gracias a la intervención de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza, pues saltaron las alarmas cuando comprobaron que la víctima no había recogido la comida que días antes le dejaron a las puertas de su piso. "No respondía ni a teléfono ni nada, la comida llevaba dos o tres días en el pomo de la puerta seguro, llamamos a los Bomberos y abrieron la puerta", han recordado los dos policías locales que se personaron allí.

La vista se reanuda este miércoles a las 10.00 horas con la práctica de la prueba pericial, entre ellos los médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver, e incluso podría adelantarse el trámite de los informes y de las conclusiones a cargo de la fiscal y del abogado defensor, el letrado Carlos Estremera. Ambas partes convergen en un escrito de acusación conjunta por conformidad que recoge una pena de 12 años de cárcel por el delito de asesinato y de 5 meses de prisión por el delito de hurto. A esta condena, precisamente, mostró su conformidad el acusado cuando este lunes fue interrogado y reiteró su confesión al pedir perdón. "Mi conciencia no era capaz de seguir callando eso, había hecho algo muy malo y tenía que pagar por ello", afirmó.

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