Los 'ángeles' de la Policía: así vigilan desde el aire los agentes de la Unidad Aérea

La Unidad Aérea vigila desde el cielo y asiste en todo tipo de operaciones. En solo un minuto pueden cruzar Zaragoza, llegar en 20 minutos a Jaca y son claves en la búsqueda de desaparecidos

Los dos pilotos y el operador de cámara del Ángel-28, el helicóptero de la Policía Nacional.

Los dos pilotos y el operador de cámara del Ángel-28, el helicóptero de la Policía Nacional. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Iván Trigo

Iván Trigo

Zaragoza

Los ciudadanos están acostumbrados a verlos a pie de calle, en sus coches patrullas o en furgonas, pero el trabajo de la Policía Nacional no solo se limita al ámbito terrestre. Y es que para poder completar el trabajo de los agentes que se desempeñan en tierra firme resulta muchas veces determinante la labor que realizan los miembros de la Unidad Aérea de la Policía, que con su helicóptero y los drones vigilan y asisten desde el cielo todo tipo de operaciones.

La labor principal de la Unidad Aérea de la Policía Nacional es apoyar a los grupos que trabajan en tierra. Pueden trabajar a requerimiento, es decir, a petición de alguna unidad en concreto, aunque también realizan patrullas preventivas en las que van conectados en todo momento con la sala del 091 por si hay algún punto concreto que sobrevolar.

Su actuación ha resultado determinante en muchos casos en la búsqueda de desaparecidos pero también resulta relevante su labor de captación de imágenes, unas fotografías que sirven incluso a la Policía Científica para, por ejemplo, ayudar a determinar en qué punto se ha iniciado un incendio en una nave. Asimismo, sirven como medio de transporte para desplazar agentes en circunstancias especiales y también material que se requiera de forma urgente en otras zonas de España.

"Yo recuerdo especialmente un servicio en el que conseguimos salvar la vida de un señor mayor con alzhéimer"

"Yo recuerdo especialmente un servicio en el que conseguimos salvar la vida de un señor mayor con alzheimer. Llevaba dos días desaparecido y nos pidieron a la Unidad Aérea si podíamos salir para intentar encontrarlo. Me acuerdo perfectamente que vimos a alguien detrás de la maleza que iba vestido de azul, como el hombre que buscábamos. Cuando nos dimos cuenta de que sí, de que era él, avisamos a las unidades de tierra y les guiamos hasta el punto exacto donde se encontraba el desaparecido. Estaba muy escondido porque podías pasar cerca de él con un coche y no verle. Pero desde el aire pudimos avistarle".

Habla Gabriel Rodríguez, policía y piloto de esta unidad. Su experiencia y su historia son solo una muestra de la importancia de la labor que hacen desde el cielo estos agentes a bordo de su Ángel-28, el nombre del helicóptero que tiene su base en Zaragoza. En una ocasión dieron también con un menor que había sido secuestrado por sus padres.

Junto a Rodríguez opera el helicóptero el inspector y piloto Jonathan Jiménez, jefe de la base territorial de Aragón la Unidad Aérea de la Policía. "Mi historia es particular. Yo empecé siendo policía y hace relativamente poco que ingresé en esta unidad, pero he acabado en el mejor sitio", dice Jiménez, que sumando sus horas a las de su compañero llevan más de 4.000 suspendidos en el aire en la cabina de su 'ángel'. "Se llama así porque nos encargamos de vigilar y velar por la seguridad desde el cielo", apunta uno de ellos.

"Él es nuestros ojos"

Pero el trabajo de los dos pilotos sería inútil sin la labor de los mecánicos y de otro policía de la unidad que, desde la parte trasera del helicóptero, se encarga de operar una cámara con la que son capaces de captar fotos de muy alta resolución desde una altura considerable. "Él es nuestros ojos. Es lo más importante del helicóptero", dicen los pilotos. Con este dispositivo, que es todavía analógico, es capaz de leer matrículas a decenas de metros de altura e incluso diferenciar caras o leer pancartas de manifestaciones.

También resulta imprescindible la labor de conservación y actualización de este helicóptero, que debe someterse a revisiones exhaustivas cada poco tiempo para comprobar que todas las piezas están en su sitio y que todo funciona como debe. "Volar en helicóptero es muy seguro porque la aeronave se somete a un mantenimiento constante y porque, una vez en el aire, estamos en constante comunicación con las torres de control. Lo más peligroso son los pájaros, que es un elemento que no puedes controlar porque aparecen sin avisar. Tienes que estar muy atento e ir esquivándolos", explican los pilotos.

El 'ángel' de la Policía Nacional vuela normalmente a unos 600 pies sobre la ciudad, aunque si el operativo lo requiere, puede acercarse hasta unos 200 pies de altura sobre los edificios, unos 60 metros. Para que el tráfico aéreo esté ordenado y no haya riesgo de colisiones, este helicóptero tiene una cota máxima dentro de la que puede volar, un límite que los aviones comerciales y privados no pueden sobrepasar. Es decir, el cielo está ordenado por capas y cada una de ellas se destina a un tipo de aeronave.

Las especificaciones técnicas de este helicóptero son excepcionales. La velocidad de crucero a la que vuela son 255 kilómetros por hora. Tiene capacidad para 710 litros de combustible y una autonomía de 2 horas y 45 minutos, aunque todo depende del peso y de las condiciones ambientales. "Zaragoza la podemos cruzar de punta a punta en un minuto. En 20 nos podemos plantar en Jaca. Y a Oviedo, que también nos toca ir a veces, estamos en dos horas justas", explica Rodríguez.

El Ángel-28 suele volar "entre cuatro y seis días por semana", aunque hay días que se queda en tierra por mantenimiento. No obstante, "la aeronave está disponible las 24 horas del día en caso de que nos requieran", explican los policías. La base de Zaragoza, que es una delegación territorial de la Unidad Aérea de la Policía, sita en Madrid, opera en todo Aragón, pero también en Navarra, Cataluña, País Vasco, La Rioja, Cantabria e incluso Asturias si es necesario.

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Policía Nacional

Así, con una única aeronave, la Policía es capaz de cubrir áreas muy grandes del territorio del Estado. No obstante, el Ángel-28 no es la única herramienta con la que cuenta esta unidad especializada. Y es que en los últimos años los drones se han incorporado a sus operativos. "Los utilizamos mucho en partidos de fútbol por ejemplo. Aunque el más pequeñito de todos es muy útil para situaciones complicadas. Con él puedes meterte incluso dentro de los edificios para ver lo que está pasando en caso de incendio o de un atraco, por ejemplo", explica Jiménez.

Son casi las 12.00 del mediodía. Es lunes y el cielo está despejado. Los agentes de la Unidad Aérea de la Policía están ya sentados en sus asientos. El helicóptero tiene combustible y todos sus sistemas han sido comprobados. Las hélices comienzan a rotar y los patines se despegan del suelo de la pista de la Base Aérea de Zaragoza. La radio de la sala del 091 se escucha a través de los cascos que llevan todos los pasajeros del vuelo. El Ángel-28 emprende una nueva misión: sobrevolar Zaragoza para asistir a las unidades y patrullas en tierra. Buen servicio.

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