Un acusado de matar a navajazos a su "viejo amigo" en Zaragoza alega legítima defensa: "Pensé que me mataba, hasta me cagué de miedo"
El acusado asegura que le mató por "una discusión violenta" y no por un vuelco de droga a pesar de que la Policía halló 300 gramos de cocaína y 360.000 euros en efectivo en la casa de la víctima

Tomás Jesús I. L., este lunes, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza. / JAIME GALINDO
El difunto José Luis Egea sufrió más de cien heridas por arma blanca, pero su asesino, Tomás Jesús I. L., sostiene que no le quedó otra opción aquella fatídica noche del 3 de marzo de 2024. En una vivienda de la calle Lastanosa, donde residía quien hacía muchos años había sido su jefe en el bar Los Pájaros, Tomás Jesús segó a navajazos la vida de su "viejo amigo" en el transcurso de lo que él mismo defiende como "una dicusión violenta" y no como un vuelco de droga, a pesar de que allí, en el 5ºA del número 27, la Policía intervino 360.000 euros en efectivo y 300 gramos de cocaína. "Entré en un estado de pánico inconmensurable. Él me intentó matar a mí primero, pensé que me mataba y hasta me cagué de miedo", ha declarado el acusado en la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde este lunes ha comenzado el juicio con jurado popular que depurará su responsabilidad.
"Lo conocía desde hacía 20 años, pero rompí la relación con él porque era muy tóxico (...) Tenía pensado hablar con él por el acoso telefónico que les profesaba a mi hija y a mi ex. Me bajé al bar a echar una cerveza y decidí ir a su casa porque a mí me enseñaron que a los hombres hay que decirles ciertas cosas a la cara y no por teléfono. Nos saludamos, él estaba a punto de cenar y pasamos al salón, no me quité la cazadora ni me senté porque era rápido lo que tenía que decir, que no les volviera a llamar porque sino le iba a denunciar. Se puso violento. Con la voz elevada me dijo que quién era yo para amenazarle, para ir a su casa, que era un cabrón... y le dije que me iba, que no quería discutir. Me dijo que no, que no lo consentía y cuando me volví para preguntarle qué no consentía me lanzó una puñalada al pecho y la paré con el brazo, entonces le agarré, forcejeamos y caímos al suelo", ha narrado el acusado a preguntas de la fiscal.
La refriega
En su relato ha aclarado este varón que, "con suerte", logró arrebatarle la navaja sin que le quedaran "otros medios" que acribillarle a navajazos. "No pude contener la rabia, no sé cómo puede hacerlo. Hasta que no dejó de pelear no le dejé de dar", ha apuntado Tomás Jesús sobre la refriega de la que salió victorioso gracias a la "adrenalina" del momento, pues no encuentra otra explicación para sobreponerse a sus problemas de salud. Ha dicho que por estas dolencias quedó inconsciente y que, cuando recuperó la consciencia, no sabía "cuánto tiempo" había transcurrido. "Me arrastré hasta el baño para limpiarme porque me había cagado encima, así de claro, y fui a su dormitorio a buscar un calzoncillo y encontré una lata con droga", ha contado.

Tomás Jesús I. L., este lunes, en la Audiencia Provincial de Zaragoza. / JAIME GALINDO
Pero hasta el mediodía del 5 de marzo no se conocieron los hechos. Tomás Jesús llamó a su hija, según ha recalcado, "porque pensaba que no la iba a volver más, pensaba que me moría". La hija acató sus órdenes, se desplazó hasta allí y llamó a la Policía al descubrir esta violenta escena. Por la forma en la que se comunicó con su hija le ha insistido el penalista zaragozano José Luis Melguizo, pues Tomás Jesús había dejado sus dos móviles "cargando" en casa. Y su respuesta ha sorprendido a la Sala al contestar que lo hizo con el móvil del fallecido. "El teléfono lo encontré porque lo oí sonar. Su número PIN no lo sabía, lo puse dos veces, me equivoqué y a la tercera puse el año de nacimiento de él (1960) y lo acerté", se ha excusado, como también lo ha hecho para justificar que sabía de la existencia de una caja fuerte "camuflada con un enchufe".
El móvil del crimen
"En la casa había droga y dinero por todos los sitios. Que se dejara su móvil en casa habla de las aviesas intenciones con las que fue Tomás Jesús para no posicionarse. Estamos convencidos de que el negocio lo tenían a medias", ha resumido Melguizo al jurado, presidido por la magistrada Pilar Lahoz, ante quienes ha lamentado que "se ha criminalizado a la víctima y se ha victimizado al criminal". "El juicio no presenta ninguna complicación. El asesinato está reconocido, el ensañamiento es de libro y solo tenéis que discutir si actuó en legítima defensa", le ha trasladado el penalista al tribunal, conformado por cinco mujeres y cuatro hombres.
La vista se reanuda este martes a las 10.00 horas con la práctica de la prueba testifical, entre ellos, los investigadores adscritos al Grupo de Homicidios que dirigieron las pesquisas. En esta primera sesión sí que han comparecido los cuatro agentes que primero llegaron a la escena del crimen, quienes han descrito que había "sangre por todas las partes".
Peticiones de condena
Por estos hechos, la acusación particular a cargo del penalista zaragozano José Luis Melguizo solicita una pena de 25 años de cárcel por un delito de asesinato en concurso medial con un delito de robo con violencia en grado de tentativa. Es una petición de condena que el ministerio fiscal rebaja hasta los 20 años de cárcel mientras que el abogado defensor, el letrado Eduardo Cremades, pide la absolución al entender que Tomás Jesús I. L. actuó en legítima defensa.
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