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Los forenses del crimen de la calle Lastanosa explican que 80 de las 110 puñaladas se produjeron sin que la víctima pudiera defenderse

La agresión que acabó en la “muerte violenta de tipo homicida” de José Luis Egea se estructura en dos secuencias: tras el forcejeo inicial cayó al suelo y falleció desangrado en un ataque breve y rápido.

El juicio por el crimen de la calle Lastanosa ha alcanzado su tercera jornada.

El juicio por el crimen de la calle Lastanosa ha alcanzado su tercera jornada. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Zaragoza

El jurado popular sigue recibiendo y recopilando información para determinar la naturaleza del crimen de la calle Lastanosa de Zaragoza. Este miércoles se han conocido los detalles de las lesiones que causaron el fallecimiento de José Luis Egea el 3 de marzo de 2024. Varios forenses han argumentado qué pudo suceder en el lugar de los hechos y han desvelado la cuchillada que causó la muerte a la víctima a manos de su agresor, Tomás Jesús I. L. De las 110 puñaladas recibidas, “80 se produjeron sin posibilidad de defenderse”, han relatado los peritos.

El tercer día del juicio ha estado centrado en las declaraciones de los forenses, que han señalado que el acusado pudo mover el cuerpo de la víctima tras la agresión. Los especialistas apreciaron dos tipos de manchas de sangre, por impregnación y por goteo, lo que indica que una persona ensangrentada estuvo encima del cuerpo durante el ataque. También constataron que la planta del pie de la víctima estaba manchada de sangre, lo que sugiere que permaneció de pie parte del tiempo antes de caer.

Sin llegar a nombrar la palabra “ensañamiento”, los forenses han explicado que la agresión que acabó en la “muerte violenta de tipo homicida” se estructura en dos secuencias. José Luis falleció desangrado tras un ataque breve y rápido, como han vuelto a coincidir los profesionales personados en la Audiencia Provincial de Zaragoza: “En el primer momento de la agresión ambos están frente a frente y se observa un forcejeo. Es un ataque donde vemos gran vitalidad. El sujeto está vivo y lucha por su vida. En el segundo, la víctima ya está en el suelo y se ve que la vitalidad de los ataques es menor”, han explicado.

Según los peritos, las lesiones por arma blanca que presentaba la víctima son compatibles con una agresión prolongada y dirigida, y no con un único arrebato defensivo por parte del fallecido.

Sobre las heridas presentadas por el agresor, los forenses han relatado que podrían haber sido causadas por el ataque con la navaja, ya que existen indicios de haberse producido un efecto rebote durante el ataque. Así, el propio filo de la navaja agresora podría haber cortado las manos de Tomás Jesús. Otras de las heridas producidas en su cabeza podrían haber sido producidas por los cristales de la mesa que se rompió. Los peritos no lo han confirmado, pero sí han reconocido que son compatibles.

También se ha cuestionado sobre la presencia de estupefacientes en el organismo del agresor. Las pruebas confirman que había restos, pero no han determinado si el consumo fue aquella noche de marzo. Lo que sí han comentado es que estos restos podrían no haber mermado la capacidad del acusado. “Recordaba con detalles precisos el antes y el después. Puede que no tanto el durante, pero parece que conservaba su capacidad cognitiva cuando le preguntamos por lo sucedido”, han matizado ante el juez.

Pérdida de conocimiento y debilidad

Las pruebas de ADN confirman la mezcla de sangre de ambas personas en varios objetos por toda la casa, salvo en la caja fuerte, en el tresillo del salón y en la pared del pasillo por donde sí hay indicios de haberse arrastrado. Ahí solo se encontró sangre del acusado. Las pruebas forenses realizadas también confirman que el acusado pudo sufrir algún cuadro médico que mermara sus facultades físicas tras la agresión. Este podría haber sido más acusado por su propio historial, llegando incluso a poder perder el conocimiento. "Dado su cuadro médico personal es posible que entrase en un estado de obnubilación y pérdida de conciencia", han indicado los forenses.

En la misma jornada ha declarado un amigo común de víctima y acusado, que describió al fallecido como una persona de carácter violento y al procesado como alguien tranquilo. Aseguró que el arma homicida era del fallecido y que lo había visto con ella, pero nunca al acusado.

Agentes de la Policía Nacional también han explicado que el tráfico telefónico refleja seis llamadas perdidas entre ambos en los cuatro meses previos. También confirmaron contactos entre el acusado y la hija del fallecido el día del crimen, aunque el análisis de los teléfonos no halló relación entre mensajes y contenido multimedia con el posible acoso al que hacen referencia acusado y familiares.

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