Durante 24 horas fue el objetivo prioritario de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, después de que se arrancara la pulsera que le geolocalizaba tras violar a su pareja sentimental. Ionut Ciprian A.M., de 18 años, fue localizado y detenido en Valencia, ingresando inmediatamente en prisión para evitar otra fuga y proteger a la víctima. Conducido por la Policía hasta la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, el joven se sentó en el banquillo de los acusados. Afronta una condena de 10 años de prisión.

Los hechos tuvieron lugar a las los hechos ocurridos el 13 de agosto de 2020 en una vivienda del Arrabal, en la capital aragonesa Aquella tarde, la denunciante invitó a su novio y a un amigo a subir a su casa a beber unas cervezas. Con su pareja había tenido varios vaivenes, pero en ese momento estaban juntos. No podía imaginarse que una discusión por el consumo de cocaína por parte de Ionut Ciprian A. M. iba a convertirse en una agresión sexual que acabó denunciando seis días después porque "lo quería mucho y al inicio no quería decir nada". Además tenía miedo de contárselo a su madre porque "nunca le gustó Ionut". Las amenazas posteriores que recibió fueron, según señaló la joven, lo que hizo decir basta. "Me cansé de ser su juguete y por eso denuncié la violación".

"Tuvimos una discusión a costa de las drogas, porque empezó a meterse rayas de cocaína delante de mí y yo se lo reproché. Se puso a dar puñetazos por las paredes, a gritarme, a decirme que le había jodido la vida… Pero luego me pidió perdón y acabamos en la habitación. Yo siempre lo había querido mucho", recalcó, mientras afirmó que en en un primer momento mantuvieron relaciones sexuales consentidas, si bien luego él la forzó para realizar sexo anal. Ella se opuso, según declaró, pero no le valió el grito de "para" y lo hizo. "Se me tiró encima a lo oso, yo no me podía ni mover. No dejaba de decirle que parara, que me estaba haciendo daño, pero no ni siquiera al verme llorar se detuvo. Cuando acabó, salió riéndose del dormitorio", recalcó la joven visiblemente emocionada.

También habló sobre su relación con el acusado. Afirmó que desde el primer día la relación fue tóxica y perjudicial para ella, encontrándose sometida a un control exhaustivo de su móvil y redes sociales por parte de Ionut Ciprian A. M., recibiendo un trato degradante, discutiendo y recibiendo insultos del tipo «hija de puta o zorra».

"Se me tiró encima a lo oso, yo no me podía ni mover. No dejaba de decirle que parara, que me estaba haciendo daño, pero no ni siquiera al verme llorar se detuvo. Luego se fue riéndose"

El acusado, defendido por la abogada Carmen Sánchez Herrero, se negó a dar explicaciones a las acusaciones pública y particular. Sus únicas palabras fueron para negar que mantuvieran sexo anal, tal y como aseguró la denunciante. De hecho, su letrada destacó que no se puede probar "porque los forenses no le vieron lesiones, solo que tenía dolor en el ano y eso puede ser por muchas circunstancias". De hecho los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) así lo señalaron anteriormente en su informe.

No suele ser habitual que haya testigos en casos de agresión sexual. En este sí y el joven que estaba en el salón mientras se estaba produciendo la violación afirmó a los magistrados que el acusado consumió cocaína, que discutieron y que él para evadirse se puso música y jugó con el móvil. Escuchó un "para", pero no intervino hasta que la joven salió de la habitación llorando y él riéndose, según declaró. El joven, que ahora es novio de la víctima, denunció en contra de Ionut Ciprian A. M. que hasta ese momento era su amigo.