Un fallo técnico en las cámaras de una sala de la Audiencia de Zaragoza, que no grabaron un juicio de agresión sexual celebrado el pasado 14 de diciembre, obliga a repetir la vista pero ante otro tribunal, dado que fue declarada nula. 

Así lo resuelve en una exposición razonada la Sección número 1 de la Audiencia de Zaragoza, que considera que el hecho de haber celebrado el primer juicio puede afectar a su imparcialidad, dado que los magistrados «se han formado una convicción, según las pruebas que presenciaron» en el mismo.

De ahí que la resolución establezca que «entrar a enjuiciar nuevamente, pidiendo a las partes hacer alegaciones y manifestaciones diferentes de las que hicieron, podría crear una apariencia de parcialidad, incompatible con el ejercicio de la actuación jurisdiccional». De ahí que invoque una de las exenciones legales de la Ley Orgánica del Poder Judicial para abstenerse en este supuesto.

El acusado Ionut Ciprian A. M., afronta una condena de 10 años de prisión por violación enmarcada en un caso de violencia machista qué denunció. La defensa del acusado, encabezada por la abogada Carmen Sánchez Herrero, solicitó la libertad «de manera inmediata» para Ionut Ciprian A.M. hasta que el juicio se vuelva a celebrar. Todavía no se ha resuelto.

El acusado fue detenido en Valencia tras 24 horas de búsqueda prioritaria por parte de la la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. El joven se había arrancado la pulsera geolocalizadora que debía portar antes del juicio por una denuncia que pesaba sobre él por violencia machista, por lo que ingresó inmediatamente en prisión.

Los hechos ocurrieron el 13 de agosto de 2020 en una vivienda del Arrabal. Aquella tarde, la denunciante invitó a su novio, el ahora de nuevo acusado, y a un amigo a subir a su casa a beber cerveza. Con su pareja sentimental la relación se había desarrollado en un ambiente tóxico, como reconoció la víctima en la vista judicial del pasado 14 de noviembre. Discutieron por el consumo de cocaína del joven, lo que acabó con ambos en la habitación.

La situación se convirtió en una agresión sexual que la víctima acabó denunciando seis días después porque «lo quería mucho y al inicio no quería decir nada». Además tenía miedo de contárselo a su madre porque «nunca le gustó Ionut». Las amenazas posteriores que recibió fueron, según señaló la joven, lo que hizo decir basta. «Me cansé de ser su juguete y por eso denuncié la violación», dijo en el juicio del pasado día 14.

La joven afirmó que en en un primer momento mantuvieron relaciones sexuales consentidas, si bien luego él la forzó para realizar sexo anal. Ella se opuso, según declaró, pero no le valió el grito de «para» para detenerse. «Se me tiró encima a lo oso, yo no me podía ni mover. No dejaba de decirle que parara, que me estaba haciendo daño, pero ni siquiera al verme llorar se detuvo. Cuando acabó, salió riéndose del dormitorio», recalcó la joven visiblemente emocionada.