La biodiversidad no solo es un patrimonio natural de belleza incomparable. Es también la fuente de subsistencia económica de la humanidad y por ello puede cuantificarse también en forma de beneficios económicos. Esto es lo que han hecho tres prestigiosas entidades conservacionistas europeas, encabezadas por NABU, que han puesto cifras a toda esta riqueza natural. Cuanto más empeore la biodiversidad, peor irá la economía mundial.

La biodiversidad proporciona entre 170 y 190 trillones de euros en beneficios anuales, el doble del PIB mundial, según el estudio ‘The Biodiversity Imperative for Busines’, realizado por la organización Nature and Biodiversity Conservation Union (NABU) y difundido por SEO/BirdLife con motivo del Día de la Tierra.

Dicho estudio pone de manifiesto la importancia de conservar la biodiversidad y cómo la actividad económica depende en realidad de la naturaleza, por lo que es importante lograr su conservación como única garantía de futuro.

«Con cada especie animal y vegetal que se pierde, se corre el riesgo de desestabilizar los ecosistemas del planeta y, con ellos, las bases de la actividad económica y los medios de vida de las generaciones futuras», ha explicado la organización ecologista.

«Necesitamos un nuevo rumbo en la aplicación de políticas y reglas financieras para poder construir un nuevo concepto de desarrollo y salir de la crisis ambiental y económica en la que nos encontramos, y ese rumbo solo pasa por contar con la naturaleza como parte imprescindible y mejor aliada», afirma Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife.

El estudio ha llamado la atención sobre el ritmo de disminución de la biodiversidad que considera «alarmante» porque alrededor de un millón de especies se enfrentan a la extinción.

Según el informe, los ecosistemas prestan valiosos servicios a los seres humanos, sobre todo en forma de suelo fértil, regulación del clima y recursos genéticos para uso medicinal, así como culturales para nuestro esparcimiento.

Los beneficios económicos de estos servicios de los ecosistemas se estiman en un valor anual de más de 141 mil millones de euros, equivalente al doble del valor del PIB mundial. Este valor demuestra el imperativo de preservar la biodiversidad por el bien de todo el bienestar humano, incluidas las comunidades locales, pero también las empresas y los consumidores de todo el mundo.

El informe apunta que las causas fundamentales de la pérdida de biodiversidad surgen de las actividades económicas. Impulsadas por la evolución de los patrones de consumo, producción y comercio, las actividades ejercen una «enorme presión sobre la biodiversidad».

La agricultura, la silvicultura, la minería, la producción industrial y la expansión de las infraestructuras causan actualmente casi el 60% de la presión global.

La biodiversidad y el cambio climático están fuertemente interrelacionados, según el estudio. Muchos ecosistemas, como los bosques, las praderas y las turberas, almacenan carbono a gran escala y pueden contribuir sustancialmente a la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, la degradación de los ecosistemas provoca la liberación de carbono a la atmósfera; y, a su vez, el cambio climático provoca un mayor declive de la biodiversidad, lo que subraya la urgencia de actuar sobre ambas crisis medioambientales.

Una lucha distinta a la del cambio climático

El informe apunta que la pérdida de biodiversidad no puede abordarse con las mismas herramientas que el cambio climático. La biodiversidad es más bien local y no permite soluciones únicas, ya que hay una considerable variación en los ecosistemas, sus composiciones de especies y sus procesos. La resiliencia proviene de paisajes terrestres y marinos diversos y conectados, en los que las especies autóctonas pueden existir e interactuar.

El estudio propone seis claves para guiar a las partes interesadas en desarrollar un enfoque sistémico de la biodiversidad, así como para establecer y cumplir los objetivos de biodiversidad.

En este sentido, el informe considera que se necesitan modelos integradores de uso del suelo; la regulación y los incentivos económicos deben establecer el marco y crear unas condiciones equitativas para todas las partes interesadas; las empresas deben asumir compromisos voluntarios, así como medir y divulgar de forma transparente su impacto en la biodiversidad y la innovación y la colaboración son necesarias para desarrollar soluciones respetuosas con la biodiversidad.

Asimismo, se considera que las campañas de información y educación para el público en general son esenciales para promover una comprensión del estado; las necesidades de la biodiversidad y se debe capacitar a las partes interesadas locales, como los usuarios de la tierra, para que actúen en la preservación de la biodiversidad y mantener un planeta sano y resiliente, luchar contra el cambio climático y revertir la crisis de la biodiversidad son dos caras de la misma moneda y deben ser un imperativo para las empresas.

En este sentido, desde BirdLife internacional se presentó, justo hace un año y con motivo del Día de la Tierra, la campaña #1planet1Right para que Naciones Unidas añada un nuevo artículo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, que consagra el derecho universal a un medio ambiente natural sano. La campaña supondría la primera ampliación a la declaración desde que se creó en 1948.

Informe de referencia:https://web-assets.bcg.com/2a/f5/e95293214c29877c11251290ebca/2020-09-the-biodiversity-imperative-for-business-final2-002.pdf

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