Monos, lémures, macacos, chimpancés, titís, langures o gibones no pueden ser nunca mascotas, dado que son seres altamente sociales, que necesitan estar con su propia familia y habitar entre sus congéneres para desarrollarse adecuadamente. Sin embargo, miles de ellos siguen llegando a España procedentes de Asia, América o África dentro de los circuitos mundiales de tráfico ilegal de especies. Nuestro país es la puerta de entrada hacia Europa. Ahora, una de las entidades que lucha a favor de estas especies pide que se refuercen los controles y las sanciones contra el tráfico de primates.

La Fundación Mona, dedicada al rescate y la rehabilitación de primates, ha solicitado que el Gobierno y las asociaciones protectoras coordinen planes de acción para conservar a estos animales en su hábitat natural y evitar que sean cazados y vendidos ilegalmente como mascotas. El tráfico ilegal de estos animales continúa siendo una realidad y, de hecho, es la principal amenaza que sufren.

“Los primates no pueden ser mascotas, principalmente porque son animales salvajes, no domésticos ni domesticables” ha manifestado Cristina Valsera, portavoz de la Fundación Mona, un centro de rehabilitación y recuperación de primates ubicado en la provincia de Gerona donde conviven chimpancés y macacos de berbería procedentes del trafico ilegal o del mundo del espectáculo y la publicidad.

Según ha explicado Valsera, el tráfico ilegal de mascotas “contribuye a que cerca del 70% de las especies de primates estén amenazadas o en peligro de extinción” y por eso ha reclamado una acción conjunta a nivel nacional, pero también europeo, contra esta práctica delictiva “porque para los traficantes no existen fronteras”.

España, ha recordado a la agencia Efe esta portavoz, es desde hace décadas, por su cercanía al continente africano, una vía de entrada de primates y de muchos más animales que llegan de contrabando, lo que, en su opinión, incide en la necesidad de cambiar la ley actual para “simplificar las decisiones y acabar con el decomiso de estos primates”.

Asegura Valsera que la tenencia de primates en manos de particulares “tendría que estar altamente prohibida y penada” pues además de poner en riesgo su existencia como especie, “no hay que olvidar que se trata de animales altamente sociales, que necesitan su propia familia, habitar entre sus congéneres para poder desarrollarse física y mentalmente”

“La gente debe saber que los primates son muy malas mascotas y parar la demanda. En una casa es imposible ofrecerles unas mínimas condiciones de bienestar y no es ético hacerles pasar por algo así solo por el capricho de tener una mascota exótica”, asevera  la portavoz de la Fundación.

A todo lo anterior añade que la pandemia debida a una zoonosis que vivimos desde hace ya más de un año ha demostrado que “con los animales más cercanos al humano, el riesgo de transmisión de enfermedades es mayor”.

Por todo ello, recalca que desde Fundación Mona se quiere concienciar a la sociedad sobre la importancia de conservar los primates, sus hábitats y toda la biodiversidad en general y añade que, por su parte, seguirán dando alojamiento y cuidado a los animales que sean decomisados y que precisen ayuda hasta que se implementen nuevas leyes de protección “y se apliquen las que ya existen”.

Esa nueva ley de protección animal debería ser, a juicio de la portavoz, similar a la que recientemente se ha aprobado en Gran Bretaña y que prohíbe la tenencia de primates a manos de particulares, un hecho, que, afirma, debería “crear un precedente” a la hora de legislar en otros países sobre este mismo asunto.

Asimismo, ha anunciado que la Fundación Mona trabaja en la creación de un nuevo centro que permitirá acoger a otras especies de primates aparte de las que alberga en la actualidad y convertirse así en una solución “para todos aquellos animales que necesiten una segunda oportunidad”.

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