La ciencia acaba de realizar un descubrimiento realmente sorprendente: unos pequeños microorganismos (aunque dotados de intestino y cerebro) han vuelto a la vida tras permanecer congelados nada menos que 24.000 años bajo el hielo siberiano. Nada más ser descongelados, los ejemplares de este pequeño animal continuaron reproduciéndose.

Según la evidencia científica existente hasta la fecha, los rotíferos bdeloideos, unos animales multicelulares de tamaño microscópico, eran capaces de vivir hasta 10 años cuando se congelaban. También se sabía que su resistencia les faculta para sobrevivir a la inanición o la falta de oxígeno. Pero este organismo es mucho más interesante aún.

Gracias al trabajo de un equipo internacional de científicos, un nuevo estudio publicado en la revista Current BiologyCurrent Biology demuestra que estos seres son capaces de sobrevivir congelados durante al menos 24.000 años en el permafrost siberiano.

“Nuestro informe es la prueba más robusta a día de hoy de que los animales multicelulares podrían soportar decenas de miles de años en criptobiosis, un estado donde el metabolismo se detiene casi completamente”, dice Stas Malavin, del Instituto de Problemas Físico-Químicos y Biológicos, dependiente de la Academia de Ciencias de Rusia y con sede en Púshchino.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores obtuvieron una muestra de permafrost (suelo helado) con una plataforma de perforación en varias ubicaciones remotas del Ártico.

Después de aislar los rotíferos, dataron con radiocarbono su antigüedad. Al descongelarlos en laboratorio, el animal pudo reproducirse mediante un proceso clonal conocido como partenogénesis. Esta técnica la emplearon luego sobre docenas de rotíferos, según informaron los científicos.

Un hallazgo de ciencia ficción

Según los resultados obtenidos, estos seres son capaces de resistir la formación de cristales de hielo que se produce en la congelación. Además, los datos sugieren que poseen algún tipo de mecanismo que protege sus células y órganos a temperaturas extremadamente bajas.

“La conclusión es que un organismo multicelular puede congelarse y almacenarse como tal durante miles de años y luego volver a la vida, un sueño de muchos escritores de ficción”, explica Malavin.

Hasta la fecha, la capacidad de regenerarse tras el paso de miles de años solo se había observado en musgos, algunas plantas y un gusano nematodo de 30.000 años. De esta forma, el equipo agrega rotíferos a la lista, ya que pueden permanecer en un estado de animación suspendida debajo del paisaje helado, aparentemente, de forma indefinida.

“Por supuesto, cuanto más complejo es el organismo, más complicado es conservarlo vivo congelado y, para los mamíferos, actualmente no es posible. Sin embargo, pasar de un organismo unicelular a un organismo con intestino y cerebro, aunque microscópico, ya supone un gran paso adelante”, añade.

Sobre esta posibilidad para seres más complejos, los científicos todavía no tienen claro qué se necesita para sobrevivir en el hielo y si habría mucha diferencia entre conservar el cuerpo unos pocos años o miles de años. Aun así, su intención consiste en continuar con el estudio de muestras del Ártico en busca de otros organismos capaces de criptobiosis a largo plazo.

En última instancia, quieren aprender más sobre los mecanismos biológicos que permiten que los rotíferos sobrevivan. La esperanza, explican, es que los conocimientos de estos pequeños animales ofrezcan pistas sobre cómo crioconservar mejor las células, tejidos y órganos de otros animales, incluidos los humanos.

¿Qué son los rotíferos bdeloideos?

Los bdeloideos (Bdelloidea) son una clase de rotíferos que se encuentran en agua dulce y en tierra húmeda. Estos rotíferos tienen típicamente una corona bien desarrollada, dividida en dos partes, en una cabeza retráctil.

Pueden desplazarse nadando o arrastrándose. Este último método de desplazamiento implica por lo general dar pasos alternados con la cabeza y la cola, al igual que ciertas especies de sanguijuelas, lo que da el nombre al grupo (en griego: «βδελλα» o bdella, significa sanguijuela).

Estos rotíferos han captado el interés de aquellos investigadores interesados en el papel evolutivo de la reproducción sexual, ya que han desaparecido por completo del grupo: estas especies no tienen machos, y las hembras se reproducen exclusivamente por partenogénesis.​ Cada individuo posee gónadas apareadas. A pesar del hecho de que han sido asexuales durante millones de años, se han diversificado en más de 300 especies y son bastante similares a otras especies de rotíferos que se reproducen sexualmente.

Artículo de referencia: https://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(21)00624-2?utm_source=EA

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