Algo se mueve al fin en el parque nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), un humedal que agoniza al estar desecándose a pasos agigantados. Ahora, el Ministerio de Transición Ecológica ha acordado medidas para inyectar agua y garantizar la supervivencia de este espacio natural, que además de aves atrae todos los años a miles de turistas.

La Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales de Castilla-La Mancha (Cabañeros y Tablas de Daimiel) ha acordado este miércoles la activación de una batería de sondeos del Parque Nacional, que aporte el agua suficiente para paliar la situación hídrica que atraviesa.

En la actualidad, el humedal solo tiene 24 hectáreas inundadas frente a las 1.780 potenciales del parque, lo que, a juicio del alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, evidencia que el Ministerio ha vuelto a “suspender los deberes del curso”, según declaró recientemente. Por elló instó al departamento de Teresa Rivera a actuar rápidamente para evitar la total desaparición del humedal.

Ahora, en un comunicado, el Ministerio para la Transición Ecológica ha explicado que el bombeo se realizará a comienzos de otoño tras la correspondiente solicitud de autorización a la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

El objetivo de estos bombeos es «garantizar la humectación del paquete de turbas del Parque Nacional, evitando el riesgo de autocombustión y conseguir una lámina de agua que favorezca la invernada de las aves acuáticas» en Las Tablas de Daimiel.

La desecación del humedal ha sido constante y paulatina en los últimos años, hasta el punto de verse reducido su encharcamiento hasta las 24 hectáreas. Técnicamente, la bajada de las temperaturas al comienzo del otoño, garantizan la eficiencia del bombeo, minimizándose la evaporación.

El departamento que dirige Teresa Ribera señala que el caudal se aportará mediante bombeo y se realizará de forma adaptativa a las condiciones meteorológicas para garantizar «una lámina de agua suficiente que favorezca la invernada de las aves acuáticas del parque».

Junto a las consecuencias medioambientales de este deterioro progresivo del parque, el alcalde recordó que Las Tablas son “un gran atractivo turístico” para la economía local, comarcal y provincial, y alertó de que, probablemente, este año no se llegue a 100.000 visitantes, cuando “normalmente venían 200.000 personas que se repartían por toda la provincia”.

Sierra lamentó la imagen de “secarral” en el que se ha convertido un espacio declarado Reserva de la Biosfera (1981), Humedal de Importancia Internacional por el Convenio de Ramsar (1982) y ZEPA (1988).

“El problema es el modelo agrícola”

Por otra parte, los ecologistas han criticado la gestión de este espacio natural. La situación agónica que vive el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel no se debe tanto a la sequía, como al “desmadre” que en la gestión agraria del agua existe en Castilla-La Mancha, aseguran los ecologistas.

Así lo afirmó esta semana el portavoz ecologista que forma parte del patronato del parque nacional, Rafael U. Gosálvez, quien en declaraciones a Efe indicó que el hecho de que este parque y los humedales manchegos se están quedando sin agua no se debe a la sequía, aunque sea un factor que contribuya a ello, sino a que desde hace décadas se está regando con más agua de la que se dispone.

Gosálvez ha dicho, en línea de lo que también ha apuntado el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, que para revertir esta situación “hay que adecuar la superficie de cultivos a la disponibilidad real de agua”.

Por primera vez “el Gobierno reconoce la realidad que nosotros venimos denunciando desde hace muchos años, y ese cambio de rumbo demostrado tanto desde la Secretaría de Estado de Medio Ambiente como desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana, cuenta con nuestro apoyo”, ha resaltado.

“Mientras no haya una reconversión del sector agrícola, que a nuestro entender ya no puede ser una transición suave por estar en emergencia climática y en emergencia ambiental, no habrá solución para el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y los humedales manchegos que se benefician de un acuífero que no puede seguir eternamente sobreexplotado por la agricultura”, añadió.

Gosálvez apuntó que la reconversión agraria en la Cuenca Alta del Río Guadiana debe abordarse desde el punto de vista de la reducción del consumo de las aguas subterráneas y desde el planteamiento de buscar una mejor calidad de las aguas.

En este sentido, ha explicado que “en las Tablas de Daimiel, como ahora se ha comprobado en el Mar Menor, la acumulación de productos fitosanitarios -fertilizantes y agroquímicos- es también un problema para su conservación, pero más importante aún puede serlo para la salud de las personas cuyos municipios se abastecen del agua de los acuíferos”.

Señaló que las Tablas de Daimiel son “el fondo de saco de ese acuífero” lo que las llevó a tener el mismo problema de contaminación que ahora tiene y vive el Mar Menor.

Para el portavoz de los ecologistas en el patronato del parque, en Castilla-La Mancha está pasando lo mismo que en Murcia ya que los responsables autonómicos que tienen competencia en materia de agricultura y medio ambiente, que son los responsables del deterioro del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel y del Mar Menor, “están eludiendo sus responsabilidades”.

Guía de visita del parque: http://www.lastablasdedaimiel.com/guiatablasdedaimiel.pdf

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