Un tercio de nuestra vida más o menos nos los pasamos durmiendo y la mayoría de ellos en un colchón. Tiene una vida útil de unos 10 años, pero en ese tiempo debemos ir lavando las sábanas por higiene y también cuidar la salud del colchón. No es tan sencillo como poner una lavadora con las prendas de dormir como hacemos habitualmente, pero tampoco es una tarea excesivamente complicada y que nos vaya a llevar un montón de tiempo.

Lo peor de todo son las manchas amarillas, que son realmente molestas y que dan una sensación de suciedad que no es nada agradable. La humedad, el sudor e incluso la orina (especialmente cuando se trata de colchones de niños pequeños) son las principales causas de que el colchón se tiña de amarillo, perdiendo su blanco natural y su bonita estética.

Pero para quitarlas solo es necesario un poco de paciencia y una mezcla muy sencilla de hacer, con pocos productos y que podemos encontrar muy fácilmente en nuestra casa.

Para preparar el brebaje definitivo solo necesitaremos meter en un pulverizador medio vaso de agua, 25 ml de jugo de limón, un cuarto de vaso de agua oxigenada y una cucharilla de postre de jabón, que puede ser detergente líquido o del de fregar los platos.

¿Cómo se aplica?

Primero hay que humedecer el colchón y más concretamente las manchas amarillas. Una vez hecho, es necesario utilizar vapor. Lo ideal sería usar una vaporeta, pero es un electrodoméstico que no está en todas las casas. Lo que sí que se puede usar como remedio es la plancha de la ropa y su función para expulsar vapor, pero no debe tocar la plancha el colchón.

Después hay que pasar un trapo por la mancha para que vaya saliendo poco a poco y termine por desaparecer. Si no funcionase hay un truco que es un poco más potente, que es disolver el limpiador con oxígeno activo en agua caliente y frotar de nuevo.

Evidentemente quedará húmedo, pero se puede esperar a que seque de forma natural, con ayuda de toallas o con la colaboración de otro electrodoméstico presente en todas las casas: el secador del pelo.