Normalmente solemos hablar del Mercadona como ejemplo de innovación y por su responsabilidad social corporativa. Cada cierto tiempo saca productos o ideas que son alabadas por miles de clientes, que demuestran su fidelidad a la cadena de supermercados de Juan Roig con cada vez más ventas y con estantes vacíos.

Sin embargo, en ocasiones no ocurre lo mismo y Mercadona pincha en hueso. Es la excepción, pero a veces pasa y lo ha sufrido en sus propias carnes la firma valenciana, que ha visto como los elogios que suele recibir esta vez se han convertido en críticas.

Y lo más extraño de todo es que no ha sido por la baja calidad de un producto o servicio. Eso no se cuestiona porque el listón de los estándares en Mercadona está altísimo. Así que lo que ha desatado el cabreo de los consumidores es el desorbitado precio de una de sus incorporaciones a la sección de panadería.

Se trata de un pan que contiene pistachos y frutos secos. No está malo ni es perjudicial para la salud, al revés de hecho, pero no entienden los clientes que 200 gramos de producto cuesten 1,99 euros.

Quizá no parezca una barbaridad, pero hay que ponerlo en contexto, porque un kilo de este pan se marcha hasta prácticamente los 10 euros, un precio demasiado elevado.