Mangurrián, fantoche, casquivano... Algunos quizás lo hayas escuchado alguna vez y otros no, pero lo más probable es que no sepas de dónde viene ni, sobre todo, su significado. El castellano es un idioma muy rico, pero también antiguo, por lo que la forma de hablar y las palabras han sufrido variaciones a lo largo de los siglos.

Así como en estos tiempos tenemos la costumbre de insultar de otras maneras, en la época medieval había calificativos malsonantes que se utilizaban con mucha asiduidad y que, por qué no decirlo, ahora mismo suenan hasta bien. Si se lo dices a cualquier conocido se quedará anonadado, así que puedes aprender algunos de estos para usarlos como más te convenga y, de paso, parecer más culto. Se están perdiendo, pero tienen un toque especial.

Fantoche

Se dice de una persona que estrafalaria o extremadamente presumida, pero también que suele vestir de manera grotesca y desagradable. Posiblemente es uno de los que más se escuchan hoy en día.

Petimetre

Viene ideal para estos tiempos de redes sociales en los que el postureo está a la orden del día. De hecho, significa precisamente eso, postureador profesional, una persona que sigue las modas y que suele ser elegante. De hecho, es una adaptación de "petit-maître", palabra francesa, que significa señorito.

Carcunda

Carca, retrógrado, de ideas de épocas pasadas y que deberían desaparecer. Muy apropiado también para hoy en día sin duda.

Crapuloso

Tiene muchas acepciones, pero quizá la más acertada es hablar de un sinvergüenza, de tipos y tipas que viven la vida de forma atrevida pero a la vez peculiares. También sirve para borrachos.

Mangurrián

Esta palabra suena especialmente bien y suena a insulto. Sirve para hablar de personas toscas, brutas y, sobre todo, asilvestradas. Sin civilizar.

Cagalindes

Se ha perdido tanto que no aparece ni en el Diccionario de la Real Academia Española. Es un sinónimo de cobarde.

Mamerto

Una persona tonta, con poquicas luces y poco espabilada.

Casquivano

Se dice de las personas que tienen poca formalidad, pero sobre todo aplicado a las relaciones amorosas. De flor en flor sin establecer compromiso.