La cocina no solo es uno de los lugares que más se manchan de toda la casa, sino que además por ser el lugar en el que preparamos los alimentos que acabarán en nuestro organismo debe estar especialmente limpia para evitar bacterias y cualquier otro problema. Es decir, debemos extremar su limpieza y dejarla lo más impoluta posible.

Ahora bien, también es una de las estancias más difíciles de limpiar de todo el hogar sin ninguna duda y hay un enorme culpable: la grasa. Se acumula en la campana extractora, nos pringa la vitrocerámica o la estructura para el butano, las encimeras... Pero los suelos no se quedan atrás y muchísimas veces cuesta una barbaridad eliminar dicha grasa y otro tipo de suciedad.

Aparte, si se va dejando para más adelante esa suciedad o grasa se puede acumular y formar unas manchas oscuras que luego todavía son más difíciles de erradicar por completo, por lo que al final por no actuar a tiempo acabamos doblando nuestros problemas.

Tres ingredientes

Al final no solo es antihigiénico, sino que no es para nada estético y da una sensación de abandono que no es nada agradable ni para nosotros ni para los demás.

Para ello lo principal es cada día o de forma muy periódica fregar los suelos, pero también cada mes o incluso menos realizar una más a fondo, incluidas las juntas de los azulejos, que también adquieren ese color grisáceo e incluso negro que indica que se ha ido acumulando la suciedad.

Pero hay una solución que no solo es muy sencilla y accesible porque se utilizan ingredientes que están en cualquier hogar, sino que además se ha mostrado muy eficaz contra la grasa y la suciedad y también sirve para que los suelos recuperen su brillo natural, lo que todavía dará más sensación de limpieza.

Solo tienes que mezclar medio vaso de agua, un cuarto de vaso de agua oxigenada y el resto hasta llenarlo de jabón de fregar la vajilla. Un consejo es que uses el de limón, así ya de paso tienes la mezcla aromatizada.

Junta todo y mételo en un pulverizador cualquiera. Ahora solo queda rociar por la superficie del suelo, aunque con especial incidencia en las zonas con más manchas o con más grasa.

Después tienes que pasar un cepillo de cerdas gordas (para maximizar su efecto positivo) por las juntas y por las manchas para que vaya saliendo la suciedad después de haberlo dejado actuar por unos minutos. Solo quedará fregar de manera normal el suelo, con agua con lejía o agua con fregasuelos, para que quede perfecto.