Se acerca la Navidad y suele haber dos tipos de personas, que son las que son de tradiciones fijas y que no suelen variar nada o casi nada su menú y aquellos que cada año intentan innovar y sorprender a sus invitados.

Pero también hay otro grupo cada vez más numeroso de gente que, si bien acepta que puede haber un ligero exceso, quiere cenar y comer alimentos lo más sanos y sin grasa posible. En un artículo ya te indicamos ideas de aperitivos de Navidad saludables para huir de patés, fritos y otras grasas, y siguiendo la misma línea os traemos una receta muy sencilla y para no fallar ante los invitados.

El ingrediente principal son las gambas, que se pueden comprar ya y congelar, comprarlas ya peladas y congeladas o adquirirlas frescas y cocinarlas. Una ración de 100 gramos tiene solo 99 calorías y no llega ni a dos gramos de grasa. Es decir, un alimento estupendo.

Los ingredientes

  • Gambas al gusto. Entre 400 y 500 gramos, aunque depende de los comensales.
  • Una cayena seca
  • Dos o tres dientes de ajo
  • Un poco de aceite de oliva
  • Perejil
  • Sal

La receta

Es una receta que, como verás, es facilísima. El mayor truco es que ni las gambas ni el ajo se sobrecocinen, porque si se queman o se pasan cogerán un sabor poco agradable.

El primer paso es preparar las gambas. Si las tienes ya peladas y congeladas, descongélalas preferiblemente al natural, en el frigorífico, sin prisa y retirando el agua que soltarán cada ciertas horas. Si no, pélalas, quítales la cabeza (las puedes guardar para hacer un sabroso caldo de pescado) y retira las tripas con cuidado. Para ello solo hay que hacer un corte por toda la espalda sin que sea muy grueso y quitarlo con las manos.

Después, pela y corta los ajos como más te guste, en láminas o bien finito. Ponlo en el fuego con un poco de aceite de oliva y mantenlo a fuego medio hasta que esté un poco cocinado, momento en el cual echaremos la cayena muy desmenuzada para dar ese toque picante que le irá de lujo. Después, agrega las gambas y déjalas un par de minutos, nada más, para que no se resequen y queden bien sabrosas.

Saca todo de la sartén sin dejarte nada dentro, ni el aceite, ni el ajo, ni la cayena ni las gambas porque ese caldillo es oro, emplata y sirve con perejil fresco picado, aunque el cebollino por ejemplo también le irá espectacular.