Con el comienzo del año uno de los propósitos estrella sin duda es perder peso y quitarse esos kilos de más, pero posiblemente el que se lleve el puesto número uno, y más con los tiempos más complicados que corren, es tener salud. Aun así, es cierto que venimos de una época de más comilonas, excesos y de consumir productos que, aunque es verdad que son una maravilla y están riquísimos, no hacen mucho bien a nuestro organismo.

Según un estudio de Dosfarma, casi la mitad de los españoles tiene el colesterol alto. Sin embargo, hay varios tipos de colesterol, por lo que hay que especificar a la hora de hablar de dicho dato, ya que existe el conocido coloquialmente como "bueno" y el "malo" y hay que controlar los valores de ambos para mantenerse sano y en unos parámetros adecuados.

Qué es y los tipos

El colesterol es una grasa que está en todas las células del organismo y es necesario para que el cuerpo funcione correctamente. Interviene en varios procesos vitales, como la digestión, la formación de hormonas e, incluso, la transformación de la luz solar en vitamina D. La mayoría se produce en el hígado, aunque también se incrementa su cantidad por los alimentos que tomamos.

La sangre es la encargada de dirigir esta grasa hasta las zonas del cuerpo donde se necesita. Así pues, hace dos viajes: uno de ida (con colesterol nuevo) y otro de vuelta (con el sobrante, para almacenarlo o expulsarlo). El colesterol hace cada uno de esos viajes uniéndose a unas partículas llamadas lipoproteínas, que pueden ser de dos tipos, según explica Dosfarma:

  • De baja densidad o LDL: Es el "malo". Cuando hay tanto en el organismo que las células no pueden absorberlo todo, el sobrante se deposita en las paredes de las arterias. Si esto ocurre, se origina la aterosclerosis, un estrechamiento de las arterias producido por la acumulación de placas de grasa. Se dificulta el paso de la sangre, que no puede llegar a los órganos. Con ello, se incrementa el riesgo de sufrir un infarto o un ictus.
  • De alta densidad o HDL: Es el "bueno". Es el que se une a las partículas HDL y viaja hasta el hígado de vuelta. Es, por tanto, necesario para eliminar el sobrante y que no se acumule.

¿Cómo cuidarnos?

  • Ciertas enfermedades provocan alteraciones en el colesterol. Las personas con diabetes, enfermedades renales o hipotiroidismo tienden a sufrir cambios en sus niveles de colesterol, por lo que es recomendable tener un control regular. También influyen el embarazo y ciertas alteraciones en las hormonas femeninas, así como el síndrome del ovario poliquístico. Igualmente, la toma de algunos medicamentos también puede interferir: anticonceptivos, antidepresivos o diuréticos, por ejemplo. Del mismo modo, hay algunas enfermedades hereditarias que, entre sus síntomas, incluyen niveles anormales de colesterol y triglicéridos, que son otro tipo de grasa. Entre otras, son la hipercolesterolemia familiar y la hipertrigliceridemia familiar.

La obesidad está directamente relacionada con el colesterol malo. Freepik

  • Controlar la obesidad. Suele ir asociada a unos elevados niveles de colesterol malo. Por ello, una de las formas de mantenerlos en una cifra apropiada es vigilar nuestro peso. Además, las personas con obesidad o hipertensión tienden a tener unos niveles más bajos del colesterol bueno.
  • Hacer ejercicio moderado. El deporte tiene múltiples beneficios para la salud cardiovascular. No solo nos ayuda a reducir la grasa corporal, sino que también contribuye a equilibrar la presión arterial, a reducir la frecuencia cardiaca y a bajar el colesterol malo y subir el bueno. Los expertos recomiendan hacer un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio moderado para un adulto.
  • No abusar del alcohol. El consumo excesivo y regular de bebidas alcohólicas puede provocar hipertrigliceridemia, una enfermedad en la cual hay una cantidad excesiva de triglicéridos en la sangre que se terminan acumulando en las arterias.
  • Dejar de fumar. Es uno de los propósitos de año nuevo más repetidos, pero es muy importante si tenemos el colesterol alto. El tabaquismo no eleva el malo, pero sí que puede bajar los niveles del bueno.
  • Hacer revisiones periódicas. Se recomienda hacerse un primer análisis a los hombres de entre 20 y 35 años y a las mujeres de 20 a 45 años. Es especialmente importante cuando ha habido algún cambio significativo en el estilo de vida (por ejemplo, aumento de peso o una variación en la dieta). Este análisis no solo dará información al médico sobre nuestros niveles de colesterol, sino que también le dirá si se pueden controlar únicamente con una forma de vida más sana o si es necesario recurrir a medicación.
  • Dieta baja en grasa. Una dieta equilibrada es el mejor consejo para muchísimos problemas de salud. Decantarse por alimentos bajos en grasa, como frutas y verduras, es una opción sencilla para evitar la acumulación de grasas innecesarias en las arterias.