La cocina es uno de los lugares que más higiene necesita ya que allí se preparan los alimentos que van a terminar dentro de nuestro organismo y lo último que queremos es terminar con una intoxicación por exceso de suciedad. Además, hay muchos elementos que son susceptibles de mancharse con facilidad y acumular grasa, suciedad y bacterias como la nevera, la encimera, el microondas, el horno, la vitrocerámica, la mesa y, por supuesto, los propios utensilios que utilizamos.

Ahí entran en juego también las sartenes y la batería de cocina. Es decir, las ollas, las cazuelas, los cazos y demás elementos que podamos tener en casa. Cuando las compramos tienen un brillo clásico del acero inoxidable que da gusto, tanto por fuera como por dentro, pero poco a poco se van deteriorando, rayándose y notando el paso del tiempo, como es normal.

Aparte de por higiene, que es lo más importante, también conviene hacer una buena limpieza de los utensilios de cocina una vez se hayan usado para evitar que aparezcan molestas manchas oscuras, que la grasa se pegue y que proliferen las bacterias. Y de paso, si aplicamos una sencilla fórmula, conseguiremos que brillen tanto que te podrás omitir un espejo.

Truco sencillo

Para que recuperen ese color gris brillante tan pulcro del acero inoxidable solo se necesita un ingrediente que todos tenemos en casa y que sirve para casi todo y que para la cocina es un as: el vinagre.

El vinagre blanco de limpieza es una maravilla, porque aparte de ser un producto bien barato es accesible, es muy desinfectante y, en este caso, también consigue sacar ese brillo tan característico de la batería de cocina.

Para que queden perfectas simplemente hay que frotar con un estropajo o una esponja clásica de fregar un chorro de vinagre por toda la superficie y después enjuagarlo con agua. Nada más, por lo que te llevará simplemente unos segundos. También puedes mezclar en un recipiente agua y vinagre a partes iguales, aplicar y enjuagar. Y por supuesto, también sirve con otros elementos de la cocina como el fregadero o los grifos.

Además, no hará falta que cada vez que las limpies utilices el vinagre. Puedes hacerlo de manera normal con el jabón y agua, pero si ves que vuelven a echar a perder o que el brillo comienza a marcharse repite el proceso, que no te llevará apenas tiempo y el resultado merece la pena.