El frío ya se ha instalado en España y no piensa marcharse en unos meses. Es muy probable que no te haya pillado el toro y que ya tengas toda la ropa de abrigo sacada y puesta en la cama para que esté bien caliente este invierno, pero quizá seas de los rezagados o, lo que es más común, estés pensando en dar otro aire a la habitación renovando la funda nórdica o el edredón.

A simple vista es posible que los veas similares o incluso iguales y es verdad, porque hay pocas diferencias y, al final, cumplen ambas opciones una misma función y muy bien cumplida. Pero no quita para que no sean iguales y una alternativa se adapte mejor que otra a tus necesidades.

Generalmente en España hemos sido más de edredones y, en caso de tener frío, nunca fallaba la manta clásica, una capa extra que da un montón de calidez, especialmente en aquellas zonas que son más frías. Sin embargo, los nórdicos vinieron para quedarse y vivieron un boom que todavía sigue hoy en día muy vigente.

Las diferencias

Los edredones, de todos modos, están volviendo a cobrar impulso. Son, por decirlo de forma sencilla, piezas uniformes, ya que el relleno está integrado dentro de la funda y no se puede variar. Ese es el diseño y no hay más. La clave es comprarlo para que sea armónico con la habitación, el color de las paredes, la decoración y las propias sábanas para crear un conjunto uniforme y que pegue.

El caso de la funda nórdica generalmente son tres piezas, que incluye una sábana bajera, una funda de almohada y la propia funda, que es simplemente eso, lo que significa que es necesario comprar rellenos nórdicos. Tiene su desventaja, que es la necesidad de meterlo y sacarlo de la funda, pero una enorme ventaja y es que permite utilizar una misma funda para las distintas estaciones del año, porque hay rellenos finos y gruesos, de relleno sintético o natural... Muchas opciones.

Otros puntos a favor que tienen las fundas nórdicas es que transpiran mejor que los edredones y que también son más sencillas de lavar. Solo hay que sacar el relleno y a la lavadora, nada más. Y eso por no hablar de la cantidad de posibilidades decorativas que permite, porque se pueden tener varios diseños e ir cambiándolos indistintamente.

Ahora bien, generalmente los edredones, si bien hay fundas nórdicas de todo tipo, suelen tener detalles de mucho estilo, como lazos, botones, se suelen ajustar mejor a las camas... Y dan también un plus de elegancia a la habitación.

A priori las fundas nórdicas, según estos argumentos, parece que van a por delante a la hora de decidir, pero los edredones están viviendo una segunda juventud y poseen características de estilo únicas que superan a las fundas. Decisión complicada.