Muchas veces habrás escuchado eso de que acelerar el metabolismo es muy importante para perder peso. O que se ralentiza por la tarde hasta llegar a la noche. ¿Pero realmente sabes lo que es el metabolismo? Porque tiene su valor, aunque no se suele saber qué es en realidad.

Son todos los procesos físicos y químicos del cuerpo que convierten o usan energía, tales como: respiración, circulación sanguínea, regulación de la temperatura corporal, contracción muscular, digestión de alimentos y nutrientes, eliminación de los desechos a través de la orina y de las heces y funcionamiento del cerebro y los nervios. De todos modos, esto es una simple definición, un resumen, porque en realidad es mucho más complejo.

Ahora bien, a veces puede ir más rápido y otras más lento, por lo que lo ideal es que haya un equilibrio. Y tiene su importancia a la hora de perder peso y de adelgazar, ya que un metabolismo acelerado ayuda a ello. Igual que el caso contrario, si es demasiado lento seremos más propensos a almacenar la grasa.

¿Cómo acelerarlo?

Hay varios consejos para acelerar el metabolismo y que son bien sencillos. No hay que restringir alimentos, no hay que seguir un plan. Es más bien un estilo de vida, una forma de afrontar el día y adquirir unos hábitos sencillos que parece que no, pero que ayudan enormemente a la larga.

Empezamos por los consejos más básicos y que verás que son muy fáciles de cumplir de forma general. Primero, bebe dos litros de agua al día y come cada tres o cuatro horas, porque así se equilibra la ingesta de comida con el gasto calórico. Es muy importante este punto porque si dejas de comer, el cuerpo tiende a almacenar, por lo que el metabolismo baja. Así que cinco comidas al día, aunque el almuerzo y la merienda sean flojas.

Lo siguiente seguramente te lo habrás imaginado porque es clave para perder peso y también para acelerar el metabolismo y es realizar ejercicio físico. Como te hemos contado en más de una ocasión, acorde a tu forma física, edad y objetivos, pero es necesario aunque sea pasear.

Otro de los clásicos: descansa bien. 8 horas al día es importantísimo porque si no se producen dos efectos. El primero, que el cuerpo almacena reservas para paliar el cansancio. Y segundo, que al estar más horas despiertos no solo tendemos a "pecar" más, sino además a comer más.

Y por último, evita las dietas con muy pocas calorías y echa mano de alimentos que son poco grasos, como por ejemplo el pollo; de grasas saludables, como las del aguacate o el salmón; prueba las infusiones sin azúcar y come sano, equilibrado y variado.