Antes de la nueva ley de mascotas, en las que ya son seres que sienten y no simplemente cosas, el propietario de una vivienda que la quería alquilar podía prohibir la tenencia de animales de compañía de forma explícita y, en caso de no cumplirlo, que el contrato expirase.

Ahora sabemos que se necesitará un DNI para ciertas mascotas y que también han ganado en derechos y por eso muchas personas se preguntan si después de su entrada en vigor este apartado, el de las mascotas en pisos de alquiler, ha cambiado en algo.

En las redes sociales se han visto varias publicaciones en las que se asegura que los caseros ya no pueden prohibir de ningún modo la presencia de animales de compañía en el hogar, siempre y cuando no estén prohibidos y tengan todos los permisos en regla.

Qué dice la ley

Ahora bien, realmente la nueva ley de mascotas no dice nada más que nada porque no es su competencia pese a que ya sean miembros de pleno derecho de la unidad familiar y que sean seres con sentimientos.

Este hecho depende de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y esa ley no se ha modificado y no tiene una prohibición expresa ni se menciona este aspecto. ¿Qué quiere decir? En resumen que los propietarios siguen teniendo la potestad de vetar la presencia de animales de compañía en su casa y, en caso de que no se cumpla, se puede romper el contrato con efecto inmediato.

El caso es que dicha ley no ha cambiado y todavía sigue defendiendo por encima de todo el derecho a la propiedad y, por tanto, dicha persona puede especificar en el contrato y por escrito lo que quiere o no quiere se haga en su vivienda. Por ello, lo mejor es preguntar y cerciorarse bien si no hay ningún problema con las mascotas, si pasa algo por una estancia temporal (por ejemplo, cuidar una de un familiar mientras está de vacaciones fuera de casa) o si por el contrario están totalmente prohibidas.

Aparte, el borrador del anteproyecto de la Ley de Protección y Derechos de los Animales tampoco incluye alusión al fin de la posibilidad de los arrendadores de prohibir la entrada de animales en las casas de su propiedad.