Japón es tierra de tradiciones y de sabiduría. Muchos elementos de su cultura los hemos incorporado en la occidental por sus beneficios. Por ejemplo, ya te hablamos del método de Marie Kondo para sentir alegría a través del orden mediante unas reglas básicas. Pero su forma de ver el mundo se puede trasladar a casi cualquier ámbito de la vida, como por ejemplo la limpieza en casa.

Ahí entra en juego un método tradicional que cada vez tiene más seguidores y no es para menos. En general no nos suele apetecer hacer una gran limpieza general porque da bastante pereza al saber que deberemos gastar varias horas en ello. Sin embargo, según el método Oosouji, esto se convierte en una oportunidad de ganar en serenidad al eliminar cachivaches o ataduras del pasado. Es decir, también tiene un poco del método Konmari.

Antes de nada hay que prepararse lo mejor posible para no andar despistados y concentrarnos en lo que debemos hacer. Para ello hay que despejar la agenda, preparar todos los productos que vayamos a necesitar (bolsas, etiquetas, cajas, productos y utensilios de limpieza...) y otro aspecto muy importante y que ayuda mucho: abrir las ventanas. El aire puro da sensación de calma.

Cómo hacerlo de forma correcta

Lo primero, como en el de Marie Kondo, es deshacernos de todo aquello que de verdad no necesitamos. Ahora bien, nadie dice de tirarlos, también se pueden donar. Así se deja espacio para nuevas pertenencias. Limpia a fondo: aspira el polvo, friega, vacía cajones y armarios, mueve los muebles... Se trata de una limpieza en profundidad, para examinar qué es lo que ya no sirve y deshacerse de ello.

Y también hay que seguir unas normas básicas:

  • De arriba a abajo. Empieza por los altos de los muebles y ve bajando paulatinamente hasta el paso final, que es escobar y fregar los suelos.
  • Sigue las agujas del reloj. El objetivo es empezar y terminar en el mismo punto para tener la sensación de haber cerrado un círculo.
  • Usa cajas y trata de donar. Mejor eso que tirar. Nunca sabes a qué persona le va a venir bien algo que no necesitas, aunque sea un simple detalle. Aparte te sentirás mejor contigo mismo.
  • Tener bolsas de basura a mano. Es para tirar todo lo que no necesitamos de forma fácil y la suciedad que hayamos quitado.
  • Arreglar pequeñas cosas. Quizá la tapicería tenga un enganchón, esté manchada o los muebles tengan una rayita. Arreglar esos pequeños detalles hacen mucho. Los desperfectos afectan a nuestro estado de ánimo.
  • Que toda la casa participe. No decidas nunca sobre las pertenencias personales de los demás, que cada miembro del hogar, sean familiares, amigos o compañeros decidan por sí mismos.