En España, según el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), más de la mitad de la población (concretamente el 53,6%) tiene sobrepeso u obesidad, una cifra que es necesario reducir por nuestra propia salud.

El cálculo de nuestro peso máximo ideal se realiza a través de una sencilla cuenta matemática que se puede realizar en medio minuto con cualquier calculadora, mismamente con la del teléfono móvil. Posiblemente lo hayas escuchado ya, se trata del famoso Índice de Masa Corporal (IMC) y tiene una escala dependiendo de la cifra que arroje.

Para la Organización Mundial de la Salud, un peso ideal es aquel en el que el IMC está comprendido entre 18,5 y 24,9. Todo lo que esté por debajo o por encima no es saludable y debemos ponerle remedio. Y si se supera los 30 se considera obesidad y hay que

El cálculo se realiza de forma muy sencilla. Hay que dividir el peso actual (pongamos por ejemplo 85 kilogramos) por la altura al cuadrado (pongamos 1,80). En este caso habría que dividir 85 por 3,6 y el resultado final sale 23,6, por lo que esta persona estaría en un peso ideal, pero no lejos de tener un ligero sobrepeso, por lo que no debe excederse.

Ahora bien, hay que tener muy claras dos cosas. La primera es que solo sirve para personas que tienen entre 20 y 65 años, ya que los menores de esa edad todavía están en edad de formación y los mayores no cuentan.

Y la otra es que el peso ideal no nos lo puede marcar una cifra porque el abanico es muy amplio y sí nosotros mismos. Al final debemos conseguir el peso con el que estemos contentos y felices con nosotros mismos dentro de unos parámetros saludables.

El IMC tiene cinco niveles dependiendo del resultado que nos dé. Más de 25 se considera sobrepeso. Freepik

Consejos básicos

Lo primero que debes tener bien claro es que no vas a perder peso si no hay déficit calórico a lo largo del día. Es decir, hay que ingerir menos calorías durante una jornada de las que gastemos, para que el cuerpo eche mano de las grasas y, por tanto, perdamos el peso.

Más cosas muy claras: las dietas milagro no existen. Puede ser que veas resultados muy rápidos, pero a costa de empeorar la salud y, aun encima, con un enorme efecto rebote que puede dar al traste con todo el esfuerzo realizado. Así que come sano, variado, con muchos vegetales, alimentos con pocas calorías, mantén a raya los hidratos de carbono, limita las carnes rojas, no te excedas con las proteínas, erradica el azúcar y las bebidas alcohólicas e intenta seguir normas básicas como la regla del Plato de Harvard que te dejamos justo debajo.

En los desayunos trata de coger energía de alimentos saludables como la avena, la fruta, el aguacate o el pan integral, come variado y con mucha verdura y vegetal y cena ligero y pronto para un mejor descanso. Bebe mucha agua, evita las bebidas azucaradas y toma té y café también sin azúcar para activar el metabolismo.

Y por último: haz ejercicio. Que no te asuste, en la medida de tus posibilidades y poco a poco. Hay ejercicios para hacer en casa muy sencillos y otros exteriores como andar o si tienes un nivel físico mejor prueba a ir aumentando la dureza, pero muévete. Es muy importante y verás los resultados.

De todos modos, todo esto son consejos muy básicos a seguir, pero nadie te asesorará como un profesional cualificado para ello, que te guiará con comidas y ejercicios que cuidarán tu salud y que te llevará de la mano a cumplir tus objetivos.