La educación de un perro es fundamental y deben aprender desde que son cachorros a coger ciertos hábitos y a seguir algunas normas. Esa etapa es importantísima, porque como en el caso de los niños, es su momento de mayor aprendizaje y luego modificar ciertos comportamientos puede convertirse en todo un suplicio.
En la educación de los cachorros hay errores que son recurrentes y que se deben tratar de evitar, como por ejemplo humanizarles, sobreprotegerles o no hacerles ver que tú mandas. Y una de las enseñanzas que hay que inculcarles pronto es que deben comerse su ración y no estar rondando por la mesa pidiendo comida a todas horas.
Si no se le enseña que no debe hacerlo lo hará, ya que está en su naturaleza y para un perro es algo totalmente normal. Los perros suelen comer en manada y hacerlo a la vez y de la misma comida (aparte de que para ellos está más rica y sabrosa) es síntoma de integración.
Es una forma de comportamiento que expresa en otras circunstancias. Por ejemplo, por eso quiere dormir con nosotros, busca protección a la hora de hacer sus necesidades o viene al baño con nosotros, para corresponder con esa protección que nosotros le ofrecemos en ese momento tan íntimo.
¿Cómo hacer que no pida?
Lo ideal es prevenir antes de curar. Y eso implica enseñarle desde pequeño. Hay que tener en cuenta que los perros son capaces de aprender casi cualquier cosa a base de constancia. Por eso hay que educarle en que no se pide y además no hacer excepciones, porque ante la duda entre por qué un día sí y otro no probará a ver si cae el sí.
El caso es que no hay que hacer gran cosa, simplemente acostumbrarle a que no va a recibir nada por más que pida. Llegará un punto en el que dejará de hacerlo y estará tranquilo e incluso en otra estancia.
¿Y si es demasiado tarde?
Puede ser que sea adoptado y esté ya acostumbrado o que alguien de tu entorno haya fallado en esa premisa. El caso es que no hay que herir sus sentimientos, porque para ellos es muy importante. Por eso, lo mejor es invitarle a que se coma su propia comida, pero cerca de nosotros. Y por supuesto también hay que persistir, aunque sea difícil: no darle comida.
Pero sobre todo, recuerda que el refuerzo negativo no es bueno para absolutamente nada. No valdrá de nada enfadarse ni mucho menos golpearle y sí premiarle cuando no pida y cuando lo haga correctamente. Por último, jamás le encierres, ya que no va a entender que no hay que pedir comida.