Uno de los problemas de salud más molestos que afecta a la población es la aparición de ampollas en los pies. A todos nos ha pasado en algún momento, bien sea por caminar en exceso, por no llevar calzado cómodo o simplemente porque estamos estrenando zapatillas o zapatos y todavía no se han adaptado a la forma de nuestro pie.

Una ampolla no es más que un mecanismo de protección que tiene nuestro cuerpo para evitar daños mayores en una zona irritada y puede aparecer bajo los dedos, en la planta, el talón o incluso en alguno de los dedos. En definitiva, en aquellos lugares en los que el pie más sufre por la forma del calzado o nuestra manera de pisar, que también influye y mucho.

El caso es que, aunque es una medida de protección, es dolorosa. Si estuviera en otra parte del cuerpo a lo mejor nos daría bastante igual, pero a cada paso la sentimos y doler, duele. Y no poco, especialmente aquellas que son más grandes.

Entonces sale a la luz la gran duda: ¿La reviento o dejo que se absorba? Los expertos tienen muy clara la respuesta.

Dos fórmulas

El líquido tiene muchas células que se encargan de ir regenerando la zona irritada y castigada, por lo que aunque sea molesto, la respuesta que los médicos y podólogos recomiendan es que la dejes estar para no dañar todavía más la zona. De hecho, supone una barrera contra gérmenes y bacterias y hay menos riesgo de contraer una infección. Airea los pies, trata de andar lo menos posible y ve descalzo todo lo que puedas.

Ahora bien, es cierto que hay personas que no pueden soportar el dolor o que simplemente, por su trabajo o actividad de ocio, deban seguir andando, con lo molesta que es una ampolla. Y no puede permitirse el lujo de esperar un día a dos a que se vaya por sus propios medios.

Para esos casos, si te has decidido a reventarla, hay que saber muy bien cómo hacerlo porque podrás infectar el pie. Lo más importante a tener en cuenta es que todo debe estar desinfectado. Por eso, lávate bien las manos con jabón, desinfecta con yodo la ampolla y esteriliza la aguja que vayas a emplear con alcohol de farmacia.

Después, pínchala hasta que empiece a salir el líquido y aprieta con cuidado para que vaya drenando poco a poco. No hay que hacer un gran agujero, solo el suficiente para que se quede la mayor cantidad de piel posible. Tras ello, aplica vaselina en la ampolla y cúbrela con una gasa.