El contrato de alquiler con opción a compra no es muy común, pero sí que se lleva en España y cada vez más. A la hora de cambiar de vivienda hay dos fórmulas que son las prioritarias, que son la compra directa de una casa o un alquiler. Sin embargo, existe una especie de híbrido entre ambos que es precisamente el alquiler con opción a compra.

Si no estás familiarizado con él es normal que salten a la luz dudas, como por ejemplo cuánto tiempo puede durar, si se va descontando dinero de la cifra final, si la venta del inmueble se pacta antes o después...

Consideraciones generales

Como su propio nombre indica, se trata de una opción en la que primero se vive de alquiler en una vivienda, pagando la cuota correspondiente y los gastos que se especifiquen en el contrato, y cuando se acaba un periodo determinado, se decide si se queda el inmueble o si por el contrario se deja vacía la casa.

Es un tipo de contrato pensado para personas que no tienen un gran nivel de ahorro, ya que les permite vivir a la vez que ir guardando el dinero necesario para acometer la compra. Es un contrato completamente legal y que en realidad son dos en uno: uno el del propio alquiler, que es uno clásico, y otro de compraventa futura. Ahora bien, ambos, sin excepción, deben detallar el precio de la cuota mensual del alquiler y el precio del inmueble, el cual no podrá variar. Es decir, si firmas 120.000 euros de compra, no te lo podrá subir el propietario.

Como explica Idealista, "con respecto a la futura compra, deberá figurar el precio de la venta, la intención por escrito de que el inquilino está interesado en efectuar la compra, el porcentaje del alquiler que será descontado del precio del inmueble, y el depósito abonado. No obstante, este último es opcional, aunque siempre es una opción recomendable para el arrendador/vendedor".

Los pormenores

Yendo a lo concreto, hay que hablar de plazos y condiciones. Lo primero, hay que firmar el contrato de alquiler y también el de compraventa ante notario y ya con las cláusulas correspondientes.

Después, se establece un plazo máximo, ya que el alquiler no dura eternamente. Legalmente, el plazo máximo son cinco años, si bien se puede acordar menos tiempo (de hecho, así suele ser). Entonces, al final o durante el contrato, el o los inquilinos deciden qué hacer, si comprar la vivienda o no.

Hay que tener en cuenta varios aspectos. Lo primero, que en el momento de formalizar el alquiler se realiza un depósito, una especie de fianza, que se pierde si no se compra el piso. Lo segundo, que el precio final del inmueble se va descontando con el pago de las cuotas mensuales. Y por supuesto, el propietario no puede vender el inmueble bajo contrato aunque le ofreciesen más dinero. Tú tienes la prioridad siempre.