Los suelos laminados están de moda por varias razones. Lo primero, porque es una opción más económica que otras que existen en el mercado. Segundo, porque son muy fáciles y rápidos de instalar. Y tercero, porque los diseños y las resistencias están realmente logrados.

Sin embargo, cuando nos pensamos cambiar el suelo tenemos que pensar a largo plazo. Pese a que tenga garantía, debemos tener en cuenta que queremos que nos dure, a ser posible, toda la vida. Y eso, siguiendo unos consejos es bastante sencillo, porque su mantenimiento es muy barato y no hace falta, por ejemplo, acuchillarlo cada poco tiempo, como sí que sucede con el parquet.

Ahora bien, aparte del tema de la resistencia y de que queremos que dure, también deseamos que se mantenga jovial y brillante y ahí se complica el asunto, porque es más complicado. Pero como todo en cuanto a limpieza del hogar, es difícil si no se sabe cómo.

Trucos para que dure más

De primeras, a la hora de elegir un suelo, pensaremos en cómo evitar al máximo posible los arañazos o los grandes deterioros y para eso hay consejos básicos. El primero de todos es que los muebles tengan un protector de fieltro en las patas o en las bases apoyadas en el suelo. De este modo, a la hora de moverlos, no habrá arañazos.

Por otra parte, también hay que pensar en aquellos elementos que se vayan arrastrando por el suelo, como pueden ser sillas (cuida especialmente las gaming o las de oficina). Y si tienes niños pequeños, piensa en la opción de tener una alfombra para que jueguen ahí. De todos modos, ya de por sí tienen mucha resistencia, así que no debería haber problema.

Cómo limpiarlos a fondo

La forma de tratar un suelo laminado no es muy distinta a la de otros, pero sí que hay que contar con ciertos cuidados. Por ejemplo, no son amigos de una gran humedad.

  • Lo primero, pasa una mopa o aspiradora para eliminar los restos grandes, las motas de suciedad y el polvo. Lo más recomendable es una aspiradora, más que nada por tiempo.
  • A la hora de fregar el suelo, tiene que ser con una fregona muy escurrida y con un poco de jabón. Cualquier producto de supermercado servirá, pero no hay que pasarse con él. Sobre todo, muy escurrida.
  • Usa agua limpia. Es un consejo muy básico, pero lo que propicia emplear agua sucia es que las juntas se quedan sucias con el tiempo. Para arreglarlo, un poco de alcohol y paciencia.
  • Emplea el limón. Es uno de los mejores productos caseros para el cuidado de los suelos. Aporta aroma y le da un brillo que el suelo agradecerá mucho.