Del boniato ya te hemos hablado en más de una ocasión, que es un superalimento en toda regla y uno de esos productos que aportan no solo pocas calorías (siempre y cuando el aceite no intervenga en exceso) y muchísimo sabor, con un toque dulzón que es riquísimo y muy interesante.

No tiene grasa, su nivel de calorías es muy reducido, es muy carnoso, muy tierno y muy saciante. Además, puede ser un plato principal o un acompañamiento. Hará que cumplas la máxima de consumir más productos vegetales y hortalizas y que te mantengas en tu peso o que lo pierdas, así que es un alimento ideal.

Su excelente carne es muy digerible, rica en antioxidantes, ideal para el tránsito intestinal, la vista, la piel y la hipertensión. Y como todos los vegetales, un manantial de minerales y vitaminas. De hecho, posee betacarotenos, que le dan ese característico color anaranjado.

En cuanto a su preparación y para saber con qué pega, piensa en las patatas. A todo lo que puedas echar patatas, también puedes agregar boniato. El día de tu cheat meal, si es una hamburguesa, te sentirás menos culpable con boniato. También con una carne o un pescado quedará de lujo, por ejemplo.

Muchas personas piensan que solo se puede preparar en el horno para que sea saludable y que quede tierno por dentro y crujiente por fuera, pero nada más lejos de la realidad. Si sabes cómo, también se puede realizar sin nada de aceite en una freidora de aire.

El método

La preparación no dista mucho de la de las patatas fritas. El primer paso es lavar el boniato aunque le vayamos a quitar la piel, porque así se ablandará y será más fácil de quitar. Después, pélalo y córtalo como más te guste, aunque como mejor te quedará será en bastones de tamaño medio, como las patatas. Así, tendrán el tamaño perfecto para que queden tiernos por dentro y crujientes por fuera.

Ahora hay que especiarlo a tu gusto. Una opción muy sabrosa es espolvorear sal, pimienta negra, ajo en polvo y pimentón dulce o picante. O eso o hacer una mezcla de especias y aplicárselo al boniato.

Ya solo quedará ponerlos en el cesto, aplicar un poco de aceite de oliva en spray o un poco en formato tradicional (muy poco, eso sí), y ponerlo a 180 grados durante 25 minutos. A mitad más o menos de preparación, saca la cesta, dale un meneo y espera a que el tiempo pase. Si en los minutos finales ver que está tierno por fuera, puedes subir al máximo la temperatura para que se tueste hasta que esté a tu gusto.