Llega la hora de dar uno de los pasos más importantes en nuestra vida y posiblemente pedir el préstamo más elevado al que jamás haremos frente: la hipoteca. Debido a su gran importancia, es vital saber ciertos pormenores de antemano para evitar luego sustos o sorpresas y que se termine logrando el objetivo de entrar en una casa.

Lo primero, compara y compara

No te quedes solo un banco o con dos e incluso dentro de uno hay distintos productos que te pueden interesar o no. Compara, mira, pregunta, vuelve a preguntar y no te quedes con ninguna duda en el aire. Las entidades financieras siempre buscan clientes y siempre hay una oferta mejor, con condiciones más ventajosas. Recuerda que vas a pedir una cantidad muy elevada de dinero y que cada euro, a la larga, cuenta y mucho.

Infórmate sobre conceptos básicos

Una de las decisiones más importantes es si optaremos por un plazo fijo o variable. El primero ofrece más seguridad a la larga, pero también puede suponer un mayor gasto. En cuanto a las variables, ahora mismo el Euríbor sigue en valores negativos y quizá es más favorable, pero quién sabe dentro de 20 años. También qué es la dación en pago (que puedes dar tu casa en caso de impago y así liquidar la deuda sin pagar más) o los tipos de interés.

Cumple unos requisitos básicos. Que la puedas pagar

Los bancos no dan hipotecas porque sí. Valoran básicamente que la puedas pagar, yendo al grano. Por eso es menos probable que te la concedan si no tienes trabajo fijo, si no estás casado, si no tienes estabilidad financiera o emocional, si estás en alguna lista de morosos, si tus ingresos no son elevados... Todo eso acaba influyendo en gran medida. Te acabarán pidiendo DNI, nóminas, otros préstamos, declaración de la renta y patrimonio, vida laboral y otros papeles oficiales.

No compres una vivienda que no puedas pagar con holgura. Freepik

Tener ahorros

Uno de los consejos más básicos. Aunque existen fórmulas para financiar el 100% de la casa, casi con toda seguridad los bancos solo llegarán hasta el 80% del valor total de la casa, lo que obliga a tener el otro 20% ahorrado. En una casa de 200.000 euros, 40.000 más lo correspondiente a otros gastos que, dependiendo de la entidad financiera, pueden ser más elevados, que suelen ser comisiones.

Vivienda atractiva

No solo para ti, sino también para el banco. En caso de impago, el banco se quedará con la casa y no es lo mismo intentar vender una en un pueblo que en la ciudad, una casa céntrica a otra lejos del núcleo urbano... Por supuesto, la casa debe ser atractiva para ti y no basar esa decisión en lo que le gustaría al banco, pero ayuda.

Escoger un buen momento

Es un paso tan importante que lo ideal es no precipitarse y encontrar un buen momento, tanto por el mercado inmobiliario como por la época del año. Generalmente, a principios de año los bancos quieren ganar clientes para que no les pille el toro a finales y, si no han cumplido los objetivos, en el último trimestre ofrecerán condiciones más ventajosas.

Por último, no vivas por encima de tus posibilidades

La hipoteca no debería superar el 50% de tus ingresos mensuales, pero es un cálculo orientativo. En definitiva, no inviertas en una casa que no podrás pagar o que, en caso de imprevisto, no se pueda abonar. Ten ahorros siempre por si ocurre algo y calcula la hipoteca para no tener sustos.