Una gran parte de nuestro día lo pasamos en la cama. Y aunque es verdad que tenemos conciencia de ir limpiando con asiduidad la cocina o el baño, por ejemplo, ya que son estancias clave de la casa, suelen aparecer dudas con respecto a las sábanas. En concreto, sobre cuánto debe pasar entre un lavado y otro.

Generalmente, lavarlas cada poco tiempo implica, aparte de que se arrugan más, que pierden firmeza y que van cogiendo mal olor por el sudor o la saliva, que tienen más alérgenos de la cuenta en la cama, lo que incide directamente en el mayor riesgo de tener asma o alergias. O de que vayan a peor.

Por eso, especialmente en primavera y verano, que es cuando más altas están las alergias estacionales (que suelen tener que ver con la floración), es primordial cambiar las sábanas con bastante periodicidad, ya que se reducen los efectos adversos de la anomalía del sistema inmunitario.

Para estos casos lo ideal es cambiarlas un par de veces por semana por temas de salud. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Cambridge en guarderías afirmó que lavar la ropa de la cama todos los días puede llegar a reducir la frecuencia de gastroenteritis. 

Por otra parte, también hay que tener en cuenta el lugar en el que vivimos. En un clima más húmedo lo normal es sudar con más frecuencia y en verano, todavía más. Ahí igual hay que elevar la frecuencia de los lavados a tres o incluso cuatro veces por semana para garantizar una correcta higiene.

Además, lavarlas con cierta periodicidad también influye en el impedimento de que los ácaros campen a sus anchas. También, en caso que nos pongamos enfermos o alguien de nuestra casa tenga alergia a los ácaros, se recomienda lavar las sábanas con mucha frecuencia y con agua caliente, a unos 60 grados centígrados.

En definitiva, que dependerá un poco de tu propio criterio. En circunstancias normales, una vez por semana, aunque como has podido comprobar hay muchos factores que pueden incidir en la decisión final.