La Semana Santa es sinónimo de procesiones, de planes, de días de descanso, de tambores y capirotes, de devoción y memoria. Pero también es una época especialmente indicada para los golosos ya que son unos días muy indicados para disfrutar de uno de los postres estrella, que son las torrijas.

Originalmente concebida como una receta de aprovechamiento y contundente para paliar la ausencia de carne durante la cuaresma, ahora son muchas las personas que siguen amando las torrijas clásicas y que no se salen del canon original, pero también otras muchas experimentan y prueban sabores nuevos.

Las clásicas se elaboran con pan del día anterior, leche infusionada, huevo y aceite para freír, además de un almíbar a base de agua y azúcar para endulzar el resultado final, pero hay otros ingredientes que se pueden agregar.

Con pan brioche

Es una de las modas del presente y muy empleada en los restaurantes. De este modo se sustituye el pan del día anterior que se remoja con leche para que se ablande, pero mantenga una consistencia adecuada, por uno brioche a base de mantequilla, que será más blandito y esponjoso.

En cuanto a la preparación, poco misterio tiene. Solo hay que sustituir un pan por otro y, a la hora de freír, en lugar de hacerlo con mucho aceite es mejor derretir un poco de mantequilla y pasarlas por la plancha para que se forme una costra por fuera. Para coronar, almíbar, miel o un poco de caramelo con soplete. Moderno y espectacular.

Con cacao

Esta le encantará a los niños y a los más golosos. El truco es, a la leche, añadirle al gusto cacao puro en polvo, Nesquik o Cola Cao, lo que más te guste y dependiendo de la dulzura que desees. La torrija tendrá un toque a chocolate y un sabor inconfundible. Ya si quieres coronarla y pasarte el juego, frota la superficie cuando esté hecha con un poco de Nocilla, Nutella o similar. De diez.

Con Pedro Ximénez

Las torrijas son un postre dulce, por lo que el Pedro Ximénez le viene le auténtico lujo. Ahora bien, para mayores de 18 años. El caso es que se sustituye la leche por una mezcla entre el vino, agua y los clásicos para infusionar, es decir, una rama de canela y ralladura de naranja o limón. Igual que la leche, que infusione su buen rato sin hervir y la clave es no pasarse con la cantidad de vino. Debe ayudar al sabor, pero no que sea demasiado predominante, de ahí reducirlo con agua. Por lo demás, receta tradicional.

Rellenas de dulce de leche

Para golosos, golosos. La receta es muy sencilla, pero hay que tener una cosa en cuenta muy importante y es que es necesario cortar el pan a la mitad de grosor de lo habitual. El proceso de infusionar la leche y de remojar el pan es el mismo, pero antes a la mitad de rebanadas ponles dulce de leche. Solo tendrás que juntar una con dulce de leche y otra sin dulce, cerrarlas y pasarlas por la leche y después por el huevo batido para que se peguen y se forme una torrija, de ahí que el pan deba ser más delgado.

Con fruta

Alguna opción más light tenía que haber, aunque realmente es solo en apariencia, por lo que la ganancia será en el contraste de sabores y texturas. Simplemente haz torrijas y corónalas con fresas cortadas, cerezas, plátanos cortados en rodajas... Lo que se te ocurra.