Llega la hora de decorar y una de las máximas más sencillas que debemos cumplir es que sean equilibradas y armoniosas. Para ello hay muchos pequeños trucos, que además de ser muy fáciles nos van a ser de grandísima utilidad.

Pero al contrario de lo que sueles pensar para decorar no hace falta volverse loco con los muebles, las alfombras, las cortinas o los colores. Solo hay que tener sentido común y regirse por reglas muy sencillas que no harán todo el proceso mucho más fácil.

En las últimas semanas se ha puesto muy de moda y está triunfando en Instagram y entre los decoradores una técnica que te arreglará cualquier estancia de la casa sin mayor dificultad.

Regla de oro

La regla 60-30-10, sobre todo, tiene que ver con los colores, aunque por supuesto teniendo en cuenta paredes, muebles, alfombras, cortinas y elementos decorativos. Armonía, equilibrio y sencillez de una forma, valga la redundancia, muy sencilla y fácil.

Los números corresponden a los porcentajes. El 60% será un color neutro y el que predomine en toda la estancia, que suele ser el de las paredes. Y a partir de ahí, de esa elección, se comienza a construir.

El 30% suele corresponder a los muebles, tapices, alfombras y cortinas y que se deben diferenciar del color principal para que resalten. Ahora bien, también funciona muy bien con las texturas, no solo con colores. Así por ejemplo, si tu salón es blanco, puedes optar por tonos de madera o muebles de tonalidades claritas.

Y te preguntarás que por qué tonos claros si la habitación es blanca. La respuesta está en el restante 10%, que corresponde a elementos decorativos, cuadros, flores y plantas... y que tendrán una gran fuerza en cuanto al color. Deben contrastar mucho con lo demás y le darán el toque definitivo.

¿Qué colores elegir?

Te hemos contado que el color principal debe ser neutro y, para estancias más bien pequeñas, cuanto más claro mejor. Ahí entran (con sus distintas variantes) el blanco, el gris, el marrón, el beige, el caqui y el marfil.

Como verás, son tonalidades muy suaves, sin ser colores especialmente potentes (de ahí que sean neutros), por lo que a partir de ahí cualquier color irá de maravilla con un salón o una habitación.

También los estampados darán muchísimo juego y por último sigue una de las máximas más sencillas de la decoración: apuesta por colores cálidos o fríos, pero no los combines. O uno u otro. Y ante la duda, los textiles lisos nunca fallan.