Hay preguntas que están en la mente de muchos clientes habituales de las gasolineras y que el gran público no entiende. Por ejemplo, una de ellas es por qué el diésel, que siempre ha sido más barato que la gasolina, está en un punto en el que el precio es similar o incluso superior, cuando nunca ha sido así.

Otra cuestión, ahora que los precios están por las nubes y que el Gobierno de España ha creado un plan de choque para paliar los efectos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, es por qué el precio del barril de petróleo está bajando, pero no al mismo ritmo de los carburantes.

El precio del barril de Brent ha oscilado, desde principio de año, entre los 80 y los 130 euros aproximadamente. Aunque fue subiendo paulatinamente, igual que el precio de los carburantes, en marzo pegó un "petardazo". De hecho, el día 8, llegó a los 127,98 euros y rara vez ha bajado de los 100 euros.

Entonces hay muchas personas que se cuestionan lo siguiente: ¿Por qué si el crudo baja rápidamente no lo hace el carburante?

El efecto cohete-pluma

El motivo es el efecto cohete-pluma. Implica que el precio de los carburantes sube como un cohete, es decir, rápidamente, cuando el petróleo sube, pero cuando baja, la gasolina y el diésel lo hacen como una pluma, poco a poco.

El caso es que hay varios factores que influyen. Según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), la materia prima, es decir, el petróleo, supone 17 de cada 50 euros que repostamos. El resto son impuestos.

De esos 17 euros, 9 son costes de logística y comercialización y 1, el margen bruto mayorista. Pero aparte de eso, es necesario entender que el crudo depende de los mercados y de su volatilidad, además de que la invasión de Rusia a Ucrania y las lógicas sanciones no ayudan.

Más factores

En definitiva, el motivo principal son los impuestos. Si el precio de la gasolina o el diésel dependiese al 100% de la materia prima o en un porcentaje mayor, la correlación sería más proporcional. Dicho de otro modo, subirían o bajarían los carburantes al mismo ritmo.

Pero hay otros dos factores a tener en cuenta. El primero, que los barriles se compran en dólares y que la divisa, con respecto al euro, cambia. Y segundo, las gasolineras no compran los carburantes de un día para otro y todos los días. Se compra, se almacena y cuando se agota, se compra más. No tiene mucha lógica que si un carburante ha costado 1,80 a la gasolinera baje de un día para otro, porque estará vendiendo a pérdidas. Entonces, cuando compre gasolina o diésel más barato y lo almacene bajo tierra, en el surtidor se notará la diferencia.