El embutido y las carnes procesadas como las salchichas o las hamburguesas están prácticamente prohibidas si lo que queremos es perder peso. Tienen altísimos niveles de grasas y solo se tienen que reservar para días especiales o esporádicos.

Por eso, lo único que se suele permitir en cuanto a los fiambres de carne es el consumo de jamón cocido, fiambre de pavo y demás similares, ya que son muy magros, son una gran fuente de proteínas, son fáciles de comer, se adaptan a muchas recetas de comida, merienda, almuerzo y cena y están bien buenos, aunque no tienen un sabor tan fuerte y característico como el jamón serrano, el chorizo o el salchichón.

Sin embargo, la lista de fiambres sanos no se termina en el jamón cocido ni en la pechuga de pavo, ni mucho menos. De hecho hay uno con un sabor bastante más intenso y un aroma ahumado muy característico que es muy famoso en Estados Unidos y que poco a poco está llegando y cogiendo popularidad en España y no es para menos: el pastrami.

Pocas calorías

Es un auténtico icono en Estados Unidos y más concretamente en Nueva York, donde casi se podría decir que es religión. Tanto es así que quizá te suene de la famosa escena en la que Meg Ryan finge un orgasmo en 'Cuando Harry encontró a Sally'.

El pastrami es carne (generalmente de vaca) que se procesa quitándole la sangre, curada con sal, azúcar y un amplio conjunto de especias, que se deja secar, se ahuma y finalmente se cuece al vapor.

El caso es que el resultado final no deja de ser un embutido, al menos en apariencia, ya que se queda en rodajas ya listas para consumir. Es decir, no tendrás que comprarlo y cocerlo tú, sino comprarlo y consumirlo, nada más. Surgió como un método para que la carne durase más tiempo en el centro y este de Europa, pero se popularizó mucho en Estados Unidos. Además, también se puede hacer con pollo, pavo o cordero, por ejemplo.

En cuanto a las calorías, 100 gramos de pastrami son alrededor de 145, mientras que el jamón cocido está en torno a las 125. Es decir, que la diferencia es mínima. Por poner en perspectiva, solo los embutidos de pollo y pavo están por debajo y, para la misma cantidad, algunos de los más populares como el chorizo tienen 455 calorías, el salchichón posee 298 y el lomo embuchado, 200.

Lo clásico: un sándwich

Es la forma más tradicional de consumirlo. Ahora bien, el problema americano es que están muy acostumbrados a consumirlo con aderezos que son de todo menos sanos, si bien la manera más clásica no es del todo mala: pan de centeno, mostaza, col rizada, pepinillos encurtidos y el propio pastrami.

Pero vaya, se puede poner con unas hojas de espinacas y una salsa ligera, con tomate natural o con lo que se te ocurra. Por otra parte, se pueden hacer pizzas de pastrami, hacer banderillas, canapés o montaditos como entrante o incluso hacer un hojaldre. Ahora bien, es muy salado, así que no conviene consumirlo de forma muy regular más que nada para no excederse con la cantidad de sodio recomendada al día.