Calor, verano, humedad, sudores, sombras, refrescos, solecito, piscinas y, por supuesto, mosquitos. Es una de las partes más negativas de esta época del año, la favorita para muchísimas personas.

Los mosquitos son animales muy molestos, que pican y nos generan un avón que no solo puede llegar a picar y a ser muy, muy incómodo, sino también puede generar hasta dolor. La sensación de escuchar un mosquito en la oreja es muy desagradable, igual que estar rodeado de ellos.

Por ello tenemos varias opciones para tratar de esquivar a estos molestos animales y, sobre todo, sus picaduras. Existen los repelentes, a la venta en supermercados y farmacias. También las pulseras, por ejemplo. Pero uno de los métodos con más ventajas es el empleo de plantas aromáticas.

Las puedes tener en casa y se encargarán de forma natural de ahuyentar a los mosquitos, pero a la hora de dormir, cuando más salen a atacar y a comer, quizá se vean desbordadas. Aparte de que las tenemos por el salón y en lugares estratégicos, pero en las habitaciones no tanto.

Ahora bien, a todos nos gusta dormir con las ventanas abiertas y que no nos piquen los mosquitos. O al menos no arriesgarnos a ello. Entonces puedes optar por una solución económica que Lidl tiene en su catálogo o por una solución casera, un remedio natural que no solo será muy efectivo, sino también económico.

Los mosquitos bien es sabido que no se sienten atraídos por ciertos olores, por eso hay que tratar de aplicar trucos que hagan que no estén a gusto y, por tanto, no vengan a nosotros.

Uno de esos remedios es tan sencillo como emplear aceites esenciales con olores que no les gusten a los mosquitos. Entre ellos destacan varios, como por ejemplo el amo y señor de estos menesteres: la citronela. Esta planta ahuyenta por su intenso aroma a estos insectos y te servirá mucho. Otros que también funcionan muy bien son los de eucalipto o de geranio.

Para maximizar su efecto, ya que no son diluibles en agua y tienen una gran concentración, es aplicar unas gotas en el pijama, emplear un difusor de aroma, impregnar la almohada o usar en la cama el mismo truco que con los zapateros, es decir, echar unas gotas en pequeños cuadraditos de fieltro como los que se usan para proteger las patas de las sillas o mesas.