Un salón amplio, luminoso y espacioso es una maravilla, pero no está al alcance de todo el mundo. Puede ser por tema económico, porque la orientación con respecto al sol no sea la idea, porque simplemente las paredes están pintadas de tonos oscuros y los muebles lo mismo... Hay mil razones que pueden hacer que un salón, al final, luzca más lúgubre de lo que realmente es.

Hay pequeños y no tan pequeños trucos que consiguen darle mucha vida a un salón y que parezca otro. Por ejemplo, puede seguir la regla 60-30-10 para los colores si quieres darle una vuelta de tuerca casi total o dejarte llevar por consejos básicos para no fallar. Pero si quieres apañar lo que ya tienes, por ejemplo si vives de alquiler, no te apetece pintar y no estás para comprar muebles nuevos, aquí van unos consejos básicos.

Consejos infalibles

El primer consejo, que es muy de perogrullo, es que quites el elemento que más impide que la luz exterior, sea más o menos, entre por la ventana. Es decir, persianas arriba y cortinas fuera. Retirarlas y que no cumplan su función o directamente quitarlas y que no haya nada al final es decisión tuya, que igual pegan de 10 con el resto de la decoración y no hay que quitarlas porque quedan muy estilosas. Pero vaya, mejor desterrarlas, muy a su pesar.

Aunque el salón sea oscuro en sus elementos más grandes y sustanciales, un truco muy sencillo es hacer que los pequeños elementos sean más claros. Aparte de dar mucho contraste, se aumentará la sensación de espacio. Y lo mismo sucede con los espejos, que pueden dar sensación de profundidad y amplitud dependiendo de dónde estén colocados.

La luz artificial, aunque ahora esté bien cara y duela mucho tener que ponerla, es una gran aliada para las zonas a la que no llegue tanto la luz exterior y natural. Las lámparas de pie o de mesilla son una gran opción, especialmente para primera y última hora del día.

Por otra parte, los muebles y elementos como sillas o mesas, si son translúcidos o, por ejemplo, de efecto mimbre, dejarán pasar luz, aunque no sea mucha, pero ayuda.

Y por último, otro de los más básicos y es que, en decoración, menos es más. Dejar la estancia despejada, libre de objetos y lo más espaciosa que se pueda es un truco sencillo y de los más efectivos sin duda.