Muchos son los métodos que nos guían a la hora de determinar qué alimentos son apropiados para todos los días, los que su consumo es necesario pero de manera moderada y los que debemos ingerir de manera muy ocasional y sin excesos.

De manera general siempre nos hemos guiado por la pirámide de los alimentos y es la manera que, de manera general, se estudia en las escuelas para que los niños y niñas sepan desde bien pequeños qué es bueno y qué no tanto para que adquieran una conciencia sobre la alimentación sana y variada.

En ese esquema, en la base de la pirámide se encuentran aquellos que debemos consumir de forma diaria, más arriba los moderados y en la punta los que deben ser solo ocasionales. Sin embargo, es una norma muy general, por lo que se buscan alternativas que vayan más a lo concreto.

Ese fue el caso por ejemplo del Plato de Harvard, un sistema desarrollado por esta prestigiosa universidad y que va tan a lo concreto que te dice, por grupos, lo que debes comer y en qué porcentaje. Grosso modo, los vegetales suponen como mínimo un 50% del plato y también se incluyen hidratos y proteínas en cantidades recomendadas.

Sustituto

Si bien el Plato de Harvard es también una guía excepcional, realmente la rueda de los alimentos viene a sustituir a la pirámide nutricional que de forma tradicional conocemos y estudiamos porque, en resumen, jerarquiza demasiado los alimentos entre buenos y malos. Y no, todos son importantes, pero en cantidades adaptadas a cada persona y situación.

Por eso, la rueda alimentaria reconoce varios grupos, que son los energéticos, los formadores y los reguladores. En el primer grupo entran principalmente los hidratos y grasas, en el segundo las proteínas y en el tercero las verduras y vegetales.

La rueda de la alimentación tiene tres grandes grupos y seis subgrupos. Carmen Figueroa

Pero además se establecen subdivisiones y porcentajes de lo que sería saludable para un día y para una semana:

  • Grupo 1: Cereales, azúcares y patatas (28%).
  • Grupo 2: Grasas, aceites, mantequillas y similares (2%). Es decir, este grupo supone un 30% de la dieta total.
  • Grupo 3: Carne, pescado, huevos, legumbres y frutos secos (5%).
  • Grupo 4: Lácteos y derivados (20%). Estos dos subgrupos formadores suponen un 25%.
  • Grupo 5: Verduras y hortalizas (25%).
  • Grupo 6: Frutas (20%). Estos dos son los predominantes, un 45%.

En función de esos porcentajes debes estructurar la dieta diaria, pero teniendo en cuenta varios factores. Lo primero es que hay que tener en cuenta las necesidades de cada persona. Es decir, no es lo mismo lo que deberá ingerir una persona sedentaria que lo que necesitará un deportista asiduo.

¿Y las bebidas?

De nada sirve seguir estas reglas si luego tomas alcohol o bebidas azucaradas. El agua (dos litros al día) es imprescindible, también se pueden tomar batidos de frutas naturales y, como máximo, tres tazas de café o té sin azúcar.