Si piensas en un postre fácil, sencillo de hacer, sin necesidad de usar el horno y que apenas te lleve unos minutos, esta opción puede que te encaje como anillo al dedo porque reúne todas esas características.

Y, por supuesto, es dulce, está riquísimo y tiene un sabor muy peculiar y que engancha. Solo necesitarás cuatro ingredientes y un poco de paciencia, porque aunque la elaboración no cuesta nada sí que es verdad que hay que aguardar a que se enfríe en la nevera.

Por eso, si te lo estás pensando para Navidad no lo dejes para última hora y hazlo con un poco de previsión. De hecho, es ideal para prepararlo antes de la vorágine que se forma en la cocina a pocas horas del banquete.

Ingredientes

  • 300 gramos de nata para montar
  • 500 gramos de dulce de leche de repostería
  • 3 claras de huevo
  • Una pizca de sal

La receta

No necesitarás horno ni nada. Simplemente que repose en la nevera, así que no solo puedes prepararlo tú, también es una de esas recetas en las que se pueden involucrar los más pequeños.

Lo primero es batir la nata hasta montarla, a punto medio, sin que llegue al nivel de ser chantilly. Si tienes una máquina o unas varillas eléctricas el tiempo será menor que si se hace manualmente, pero no hace falta tener un aparato eléctrico para ello. Cuando esté listo, mézclalo con el dulce de leche.

Después es turno de montar las claras. Para ello, sepáralas de la yema de los huevos y bátelas con un poco de sal hasta que llegue al punto de nieve. Agrégalas a la mezcla anterior poco a poco y con movimientos envolventes y cuidadosos para que se mezclen. Es clave este paso porque será clave para que quede con textura mousse.

Ya solo queda el paso más complicado y es que la mezcla repose un par de horas como mínimo en la nevera. A la hora de servir, hazlo en raciones individuales, que pueden ser copas, cuencos o cualquier recipiente, y puedes decorar con una chips de chocolate, con un poco de nata ya montada, con un barquillo, un fruto rojo o cualquier opción que se te ocurra.