Limpieza del hogar

El método para limpiar las paredes blancas sin tener que pintar

Es una táctica muy sencilla para dejarlas impolutas y que recuperen su color natural

Luis Alloza

Cuántas veces se siente rabia por una mancha en la pared, sobre todo si es blanca porque todavía resalta más. Y entonces sale a la luz un dilema, cómo limpiarla sin tener que recurrir a la pintura, con el trabajo que conlleva. Por estética e higiene todos queremos unas paredes impolutas, pero la presencia de niños y niñas en casa, mascotas, el roce de muebles o solo el simple desgaste de una casa hace que poco a poco se manchen las paredes.

La opción de repintar solo surge como último recurso. Es necesario comprar la pintura (a ser posible lavable), los pinceles y rodillos si no los tenemos, mover los muebles con el peso que eso supone, forrar totalmente los imposibles de menear, cubrir bien el suelo y, por supuesto, invertir el tiempo necesario para pintar y esperar a que se seque. Una tarea para hacer cada mucho tiempo.

Pero además, también si se pinta hay que hacerlo con toda la estancia y no solo con una pared manchada, porque se creará un contraste con el resto que no quedará bien. En definitiva, hay que pensárselo mucho.

Por eso es mejor prevenir que curar y hay soluciones caseras y muy sencillas que recuperan el blanco como si estuviera recién pintado y que eliminan las molestas manchas que copan las paredes.

Tres productos solo

Para evitar los pinceles, el rodillo y los plásticos para cubrir los muebles y que no se echen a perder solo son necesarios tres productos y poco tiempo y esfuerzo: agua, lejía y un paño apto. Nada más para dejarlas relucientes de nuevo.

Esa es la mezcla básica y con eso saldrá la mayoría de la suciedad, pero habrá posiblemente algunas manchas que lleven más tiempo o no sean tan fáciles de eliminar a los que se le podrá añadir un extra. Se trata de dos cucharadas de pintura blanca, pero que no sea lo primordial. De hecho, la mezcla de todo debe quedar líquida.

¿Cómo limpiar la pared?

Para conseguir el blanco original es necesario mojar el paño, retirar el exceso de líquido e ir frotando por toda la superficie, aunque con especial incidencia en la zona a arreglar.

En un principio con algunas pasadas bastará e incluso es posible que al principio no se consiga el efecto deseado y se piense que el truco no funciona, pero solo hay que esperar a que se seque para que la suciedad haya desaparecido.

Además, otra de las grandes ventajas es que la lejía es uno de los más potentes limpiadores que hay, así que las paredes serán más blancas y también quedarán desinfectadas.