Las patatas fritas son espectaculares, esos alimentos que nunca fallan, un complemento perfecto y que pega prácticamente a cualquier hora del día. Ahora bien, no hay que ocultar que no es un plato muy sano por la absorción del aceite y que no conviene abusar mucho de él.

Para mitigar ese punto en contra y poder comer sin tanto remordimiento uno de los alimentos más populares e indispensables de nuestra dieta hay varias soluciones. Una de ellas es echar mano del horno, que las deja espectaculares, aunque es verdad que con una textura distinta a las fritas, que es un electrodoméstico que gasta mucha energía y que tarda bastante tiempo. El resultado merece la pena, pero lo demás hace que nos lo tengamos que pensar.

Otra opción que es muy, muy popular pero que no todo el mundo tiene es usar una freidora de aire. Ahora se han popularizado tanto que podemos encontrar modelos por 50 euros sencillos y que cumplen a la perfección. Y por supuesto, también otros muy especializados y más caros. Las deja algo más secas por la falta de aceite, pero el resultado es óptimo.

Pero lo que sí que todos tenemos en casa es un microondas y se pueden hacer así tranquilamente, con mucho sabor y que poco tienen que envidiar a las fritas. Notarás diferencia, pero no tanta.

Cómo hacerlas y que queden geniales

La técnica no puede ser más sencilla. Simplemente primero las tienes que cortar en formato patata frita, es decir, a bastones. Eso sí, que no sean excesivamente gruesos porque si no tardarán mucho más en hacerse.

Ponlas en un recipiente apto para microondas durante 5 minutos a máxima potencia con un poco de aceite de oliva para que no se queden demasiado secas, sácalas (ten cuidado, que quemarán una barbaridad), dales una vuelta y repite el proceso.

Después comprueba cómo están. Si ya las tienes listas, sácalas. Si no, sigue haciendo lo mismo en tramos de uno o dos minutos hasta que estén como quieras.

Pero antes de este último paso viene el momento clave: sazonarlas debidamente. Nuestra recomendación es que les eches un poco de sal y pimienta y alguna hierba aromatica como tomillo o romero seco.