Cuando hablamos de radares estamos acostumbrados siempre a pensar en los de velocidad. Los hay de tres tipos, que son los fijos de toda la vida que tienen un margen de error razonable y que están siempre en el mismo sitio, a veces indicados y a veces no; aquellos que son móviles a través de trípodes o de coches y que pueden estar en cualquier lado prácticamente y desde hace unos años también existen de tramo, que cuentan el tiempo entre un punto y otro y calculan la velocidad en función del tiempo transcurrido.

Pero ahora, directamente llegados desde Francia, donde se han probado con un gran éxito, llegan los radares medusa a España. Se llaman así por su forma, ya que cuenta con cinco 'puntas', y aunque te parezca mentira no, no multan por velocidad, sino que miden el sonido.

¿Cómo son?

Cada una de esas 'puntas' no es más que un micrófono muy sofisticado y tiene como cometido analizar el nivel de decibelios de sonido de cada vehículo que transcurre por una vía.

Pero además, también cuenta con una cámara de 360º, que se encarga de leer las matrículas para poder formular la multa en caso de que se sobrepase el máximo permitido.

Funcionan en base a la ordenanza municipal y, si se pasan, acarrea multa. En Francia, si un vehículo supera los 90 decibelios tendrá una sanción de 135 euros.

¿Dónde están en España?

De momento están en fase de pruebas y solo en la carretera C-31, en Cataluña, pero se espera que pronto se extienda por el resto de la geografía española.