La electricidad sigue con los precios por las nubes. Esta es una de las principales preocupaciones en los hogares españoles de cara al invierno, ya que, en muchos casos, habrá que apagar la calefacción ante este aumento.

Sin embargo, hay algunas formas que permitirán ahorrarse un buen dinero. Una de ellas tiene que ver con la temperatura a la que hay que poner la calefacción. Y es que, al igual que ocurre en verano con el aire acondicionado, un uso inadecuado puede provocar que la factura de la luz se dispare.

La calefacción en invierno

Los expertos lanzan una recomendación: mantener la temperatura estable en casa. Aunque parezca algo lógico, lo cierto es que muchas personas piensan que se ahorra más poniendo la calefacción solamente durante un par de horas al día. Pero esto no es cierto. Si la casa está muy fría, la calefacción tendrá que hacer un gran trabajo para calentar la casa, lo que aumentará el consumo considerablemente.

Otra de las recomendaciones es que la diferencia térmica con el exterior no debe ser demasiado elevada. Concretamente, esta no debería superar los 12 grados de diferencia.

Durante el día, lo más recomendable es mantener la temperatura de la calefacción en un rango que se mueva entre los 19 y los 21 grados. Con esto conseguiremos un buen confort térmico en la casa. Sin embargo, la temperatura durante la noche deberá de bajar y oscilar entre los 15 y los 17 grados.

Para poder mantener la temperatura de la calefacción estable entre distintas temperaturas, podemos hacer uso de termostatos programables, que llevan ya tiempo en el mercado y permiten regular el sistema de calefacción a distintas horas.

Estos termostatos almacenan datos para regular la temperatura. Algunos son incluso capaces de detectar si hay gente en casa y pueden regular la temperatura en distintas estancias. Así se podría conseguir una temperatura diferente en la cocina y en los dormitorios.

Algunos consejos

Es importante purgar los radiadores. Sobre todo antes de encenderlos por primera vez. Con este pequeña acción conseguiremos eliminar las pequeñas burbujas de aire que se acumulan en su interior.

Si piensas que cubrir los radiadores con ropa húmeda es una buena opción, debes saber que estás equivocado. Al poner la ropa encima, el radiador tiene que trabajar mucho más para calentar la casa. Por último, recuerda aislar las puertas y las ventanas para reducir la pérdida de energía.