Esto es lo que odia Karlos Arguiñano de la tortilla de patata y que puedes evitar fácilmente: "Me gustan todas, menos..."

El popular cocinero no puede con un aspecto clave y no es la presencia o ausencia de cebolla

Si piensas que lo que odia Karlos Arguiñano es la cebolla en una tortilla de patata estás muy equivocado. El popular cocinero es uno de los grandes divulgadores de la cocina española rica, rica y con fundamento. Lleva muchísimos años en televisión y en diferentes cadenas enseñando los secretos de la comida de proximidad, de temporada, sencilla y para toda la familia.

Y uno de los grandísimos estandartes de la comida española es, sin duda alguna, la tortilla de patata. Se trata de un alimento humilde, barato, muy de nuestra tierra y una envidia mundial. Seguramente, es junto al jamón el alimento español que más se conoce en el mundo entero.

Además ya te contamos el truco que tiene Karlos Arguiñano para hacer la tortilla de patatas perfecta y que tiene que ver con la proporción de ingredientes. Se trata de la regla 6-3-1, muy sencilla de llevar a cabo y que es la ideal.

También hemos hablado de otras formas de hacer tortilla de patata, ya que podemos escapar de las más tradicionales y hacerlas de un modo más saludable, con otros sabores y de otras maneras muy interesantes.

"Me gustan todas, menos..."

Pero hay un aspecto que Karlos Arguiñano odia y detesta y lo dejó bien claro en una entrevista en la Cadena Ser. Ya te hemos advertido que no es la cebolla: "La tortilla sin cebolla es campeona de Europa, pero con cebolla es campeona del mundo", dijo el chef, dejando claro que prefiere con cebolla.

Ahora bien, no puede con la tortilla de patata precocinada y envasada que podemos encontrar en cualquier supermercado: "Me gustan todas… menos las que venden envueltas en plástico. ¡Anda! No me digas que después de 6 años en la universidad y dos másters, te compras una tortilla envuelta en plástico", afirmó.

Arguiñano defiende que una tortilla de patata se hace en 25 minutos, que es un tiempo más que asumible y que la diferencia es tan sustancial que no hay color. "El camino se hace andando", defendió el cocinero dejando bien claro que hay que ponerse manos a la obra y cocinarla en lugar de comprarla ya que no cuesta tanto tiempo como parece.