Alerta por intoxicaciones: los problemas de las freidoras de aire

Estos electrodomésticos se han puesto de moda en los últimos años y hay que usarlos con las debidas precauciones

Las freidoras de aire se han convertido en los acompañantes indispensables de casi cualquier cocina. Son muchos los que no han podido resistirse a comprar este electrodoméstico, que resulta muy fácil de utilizar y que, además, permite cocinar alimentos de una forma muy saludable.

Patatas fritas, pescado o un pollo entero. Las freidoras de aire son capaces de cocinar una gran cantidad de alimentos sin necesidad de usar litros y litros de aceite. Su sistema de aire caliente consigue resultados prácticamente idénticos a los que se obtendrían con una sartén o en el horno.

¿La diferencia? El ahorro sustancial de calorías que supone una freidora de aire ayuda a llevar una dieta balanceada, reducir el colesterol o bajar de peso. Estos son algunos de los motivos que están popularizando la fiebre por las 'air fryer'. Sin embargo, existen algunos problemas que podrían afectar a la salud.

Intoxicaciones por las freidoras de aire

La higiene es fundamental en la vida. Pero, en la cocina, resulta totalmente indispensable. En ella manipulamos los alimentos que posteriormente vamos a ingerir, por lo que no tener limpios los electrodomésticos con los que cocinamos podría poner en riesgo nuestra salud.

Las freidoras de aire suelen acumular suciedad en sus entrañas. Limpiarlas no requiere de un proceso demasiado complejo, pero la pereza puede ser un enemigo que nos separe de realizar esta tarea. Sin embargo, debes saber que si no limpias la freidora con frecuencia, estás exponiéndote a hongos, bacterias y posibles intoxicaciones alimentarias.

Cómo limpiar la freidora de aire

Antes de nada, deberás tomar algunas precauciones, teniéndola apagada y dejando los componentes eléctricos fuera del alcance del agua. Además, no podrás usar detergentes abrasivos o esponjas que puedan dañar los materiales. Lo más recomendable será que uses jabón de lavavajillas, vinagre blanco, un desengrasante común y un paño de microfibra.

Retira los restos de aceite y comida

Este será el primer y fundamental paso. Deberás desenchufar la freidora y extraer todas las piezas. A continuación, con un poco de papel deberás quitar cuidadosamente los restos de comida y aceite que se encuentren en el interior del aparato.

Limpia las piezas por separado

Una vez hayas dejado las piezas en el fregadero o en un cubo lleno de agua, procede a limpiarlas con algo de jabón. Ten cuidado porque alguna puede ser más sensible. Una vez limpias, déjalas reposar en agua antes de volver a introducirlas en la freidora. Eso sí, revisa que estén completamente secas antes de colocarlas y volver a poner el aparato en funcionamiento.