Un conductor borracho pone a su perro al volante y sale corriendo para evitar la multa

Le dijo a los agentes que su mascota iba conduciendo y no él

Un conductor puso a su perro al volante para evitar una multa.

Un conductor puso a su perro al volante para evitar una multa. / Shutterstock

Cuando estás en un momento de poca lucidez a veces el ingenio hace que se te ocurran cosas totalmente inverosímiles. Absolutamente dantescas. De esas que luego, cuando regresas a tus plenas facultades, piensas en la estupidez que era. Y es lo que le sucedió a un ciudadano, que en un momento de crisis tuvo una idea loca que, spoiler, no coló.

Se había pasado con las copas mucho en una noche y no solo eso, sino que circulaba a mucha más velocidad de la permitida en una vía. En concreto, podía hacerlo como máximo a 30 millas por hora (que equivalen a 48 kilómetros por hora) y lo hacía a 52 (82 kms/h).

Eso hizo que las autoridades policiales de Springfield, Colorado (qué casualidad, aunque no era un Simpson) le dieran el alto. Pero en ese momento se dieron cuenta de que el conductor, una vez había parado, puso a su perro al volante y él se pasó al asiento del copiloto. Entonces comenzó un diálogo digno del más puro esperpento de Valle-Inclán.

El hombre, al que enseguida detectaron que estaba ebrio, intentó convencer a los agentes que su perro iba conduciendo y no él. Pero no acabó ahí la película, ya que cuando le iban a hacer la prueba de etilometría salió corriendo para evitar la multa.

Ahora bien, enseguida le pillaron los agentes ya que, por su estado, no podía correr con demasiada velocidad. Entonces además, según el parte policial, descubrieron que el hombre iba tan borracho que iba desde Las Ánimas a Pueblo, pero acabó en Springfield porque se perdió. De hecho hizo muchos kilómetros extras.

Por supuesto, ha acabado en la cárcel y se enfrenta a cargos como conducir bajo los efectos del alcohol, con discapacidad, bajo suspensión del carné de conducir, resistencia a los agentes y exceso de velocidad.