Al comprar productos de carne o pollo, lo más normal es que los congelemos, a no ser que vayamos a cocinarlos el mismo día que los compremos. La carne se congela ya que es el mejor modo de conservarla de manera indefinida, y tenemos la certeza de que se mantendrá en condiciones óptimas para cuando queramos cocinarla.
Lo ideal, según señalan desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, es mantener estos productos a temperaturas inferiores a -18ºC. Después, a la hora de consumirlos, toca descongelarlos. Para ello, basta con sacar la carne del congelador y con el paso de las horas volverá a su estado original, siendo esta la manera más aconsejable de hacerlo.
El inconveniente que tiene este método es que tenemos que prever con antelación que vamos a precisar de la carne a cierta hora, y en ocasiones o no caemos en la cuenta o, simplemente, se nos olvida. ¿Qué se puede hacer en ese caso? ¿Hay manera de descongelar la carne de manera rápida y eficaz? La respuesta es sí.
El truco de la olla invertida
Para este truco, se necesitan dos ollas y una bolsa de plástico para alimentos, en la que probablemente ya esté la pieza de carne congelada.
Lo primero es calentar agua en una de las ollas, y mientras tanto, colocar la otra boca abajo en el fregadero. Cuando el agua esté caliente, colocamos la pieza de carne en la bolsa sobre la olla que está boca abajo, y encima de la carne apoyamos la olla en la que tenemos agua caliente.
De esta manera, en cuestión de cinco minutos la carne habrá vuelto a su estado fresco, lista para cocinar. Es importante destacar que sirve con piezas únicas de carne, no con grandes cantidades. Un filete de ternera, una chuleta, una pechuga de pollo, son algunos ejemplos de piezas de carne o pollo perfectas para aplicar este maravilloso truco.