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El truco definitivo para congelar el pan y que quede crujiente: no es como pensabas

Este alimento es uno de los más consumidos

El truco definitivo para congelar el pan y que quede crujiente: no es como pensabas

El truco definitivo para congelar el pan y que quede crujiente: no es como pensabas / Servicio Especial

El pan es uno de los alimentos más consumidos a nivel mundial. Pocas cosas evocan tanta calidad como el aroma de este producto recién horneado. Cada país y cultura tienen su propia manera de prepararlo: con masa madre, integral, con semillas, en forma de pita... El pan es más que un alimento básico, si no también un símbolo de tradición y hogar. Desde una baguette crujiente hasta un bollo de campo, existen numerosas maneras de darle forma.

En tiempos de compras semanales, conservar el pan fresco se ha vuelto un desafío para muchas personas. El problema surge cuando compramos más cantidad de la que realmente vamos a consumir. Ante esta situación, congelar el pan se ha convertido en una solución práctica para extender su tiempo de consumo sin sacrificar su calidad. La clave está en hacerlo bien, con un truco sencillo que garantiza que cada rebanada conserve su frescura como si acabara de salir del horno.

Ni en bolsas ni en papel de aluminio

Según numerosos cocineros y panaderos, el truco está en envolver al pan en rebanadas antes de congelarlo. Aunque pueda parecer extraño, esta acción marcará la diferencia en el momento de descongelarlo. Al cortarlo en rebanadas, vamos a evitar tener que descongelar todo el pan a la vez. Una vez cortado, conviene envolver los trozos de manera individual o separarlos con papel de hornear.

Después, solo quedará guardarlas en una bolsa con cierre hermético o en un recipiente bien sellado. Esto va a evitar la formación de piezas de hielo que pueden afectar a la textura y sabor del producto. También es importante no congelar el pan cuando todavía se encuentra caliente. Aparte del papel de horno, lo ideal es utilizar un film transparente. Este debe quedar bien envuelto. Como alternativa se puede utilizar una bolsa de congelados con cierre hermético para verificar que no queda aire antes de cerrarla.

La ubicación en el congelador también puede beneficiar en el estado. Guardar el pan en el fondo del congelador puede marcar la diferencia, ya que se evita que reciba los cambios de temperatura cada vez que se abre la puerta. Nunca hay que olvidar ponerle una etiqueta con la fecha en la que se guardó.

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