Donald Trump acaba de estrenar la nueva versión de los concursos de guapuras y la prueba piloto es el de Miss EEUU que, desde hace una semana, se ha convertido en un reality que siguen atentas la prensa y televisiones de EEUU. El último capítulo fue ayer, cuando la reina de la belleza de EEUU ingresó en un centro de rehabilitación.

La protagonista del reality se llama Tara Conner, una rubia asidua a los concursos de belleza desde que tiene 4 años. El pasado abril, con 20 años, la joven se llevó la tiara de Miss EEUU y se trasladó al apartamento que Trump le puso en Nueva York. En la Gran Manzana, la chica de Russell Springs (Kentucky) descubrió que las noches eran más largas que los días y, con tanta fiesta --en discotecas de moda en compañía de su amiga y Miss EEUU Adolescente, Katie Blair, de solo 18 años--, dejó de acudir a los actos diurnos para los que el concurso la requería.

Acusada de consumir alcohol y drogas, Conner tuvo que hacer frente al chaparrón de Trump, que el pasado sábado le hizo llegar el primer aviso: la organización del concurso iba a "evaluar su comportamiento". Tres días después, llegó el segundo toque. El dueño de una fortuna de, al menos, 2.200 millones de euros, invitó a Conner a comparecer en rueda de prensa para expiar sus culpas. A moco tendido, la joven reconoció que había salido algunas noches y que había bebido, lo que calificó como "una estupidez" por su parte, pues sabía que lo tenía prohibido por no haber alcanzado, hasta este lunes, los 21 años de edad.

Para sorpresa de todos, Trump dio a Conner una "segunda oportunidad" a cambio de que enmendara su actitud. Dicho y hecho. La miss ingresó ayer en un centro que la Fundación Caron tiene en Wernersville (Pensilvania) para rehabilitarse.

Las tres semanas que Tara Conner estará ingresada será el propio Trump el que mantenga alta la audiencia. Trump ya ha anunciado que llevará a los tribunales a la actriz Rosie O´Donnell (Los picapiedra), que, en su intervención diaria en The View, de la cadena ABC, dijo que el millonario "no tiene autoridad moral para juzgar a los jóvenes adolescentes, pues heredó mucho dinero y ha estado en la quiebra varias veces".