La pasión que Malú imprime a la música la dedicó antes a la hípica. La cantante, que triunfó con 15 años con su primer disco, era entonces una promesa en el mundo del salto. Cambió los caballos por los escenarios. "Hacía concursos nacionales y participé en el Príncipe de Asturias", recuerda la cantante, de 27 años. Concursaba con Fungor Star, "un bicharraco" que tuvo que vender. "Aquello me partió el corazón". Para sacarse la espina, la sobrina de Paco de Lucía posó junto a un caballo de competición en la hípica madrileña donde aprendió a montar cuando era una niña. La excusa era presentar su nuevo disco, Vive. "Mi casa parece un zoo; tengo tres perros y un gato, eso sin contar los que recojo de la calle", dice. La gaditana ha cambiado tras sufrir una operación a vida o muerte tras estallarle la vesícula durante su última gira. "Al ver que tu vida pende de un hilo te entran unas ganas locas de vivir. Eso se refleja en el disco que, pese a hablar de desamor, tiene un punto optimista", afirma. Ahora, Malú afronta su carrera de forma más pausada.